Lorena: mi novio y mi familia (4) - Relatos Eróticos

Lorena: mi novio y mi familia (4)

4. Mario

Fueron muy difíciles los días que transcurrieron después aquella infame cita con Lorena, donde le propuse matrimonio y ella por toda respuesta me contó el secreto de su familia; días en los que consideré lo que habíamos vivido, en que revalué toda nuestra relación a la luz de la nueva verdad que me había revelado y en los que pensé detenidamente en todo lo que implicaría el unirme a esa familia, adoptando tan peculiar estilo de vida.

No fue fácil adoptar una postura neutral o ver las cosas con mayor apertura, pues los cánones morales con los que crecí, me orillaban a tachar ese estilo de vida como algo que no debía ser, algo perverso que no debería ocurrir en ninguna familia; sin embargo, mientras más pensaba las cosas, una y otra vez llegaba al mismo punto, a una consideración que me negaba a aceptar: terminar la relación que tenía con Lorena.

Mi resistencia a aceptar que nuestro noviazgo fracasara y que los años que estuvimos juntos no hubieran significado nada, fue lo que me llevó a hacer un esfuerzo por reformular las cosas, entendiendo que todo estaría perdido si no hacíamos un esfuerzo por arreglar lo que se rompió ante la confesión de mi chica.

Durante aquellos días traté de relajarme, imaginando a Lore teniendo sexo con amigos, conocidos e incluso con familiares, obligándome a no abandonar aquellas fantasías e incluso a masturbarme mientras pensaba en esos escenarios hipotéticos donde mi chica tenía sexo con otros hombres frente a mí.

Debo decir que al principio fue muy complicado, que incluso a pesar de solemnemente ser escenarios imaginarios, sentía un poco de dolor al considerar que otros hombres podrían hacerle sentir la clase de placer que yo creía que solo sentía conmigo; sin embargo, con el paso de los días poco a poco me acostumbré a la idea, hasta llegar al punto en que la molestia que sentía al imaginarla en ese contexto, era casi imperceptible.

Fue así como llegué al día del viaje, tratando de enfocar las cosas como una oportunidad para explorar mi sexualidad de una forma diferente, de abrirme a la posibilidad de vivir cosas nuevas y tener experiencias completamente radicales en comparación con aquellas que yo había concebido como parte de mi vida.

Esa madrugada me desperté nervioso ante lo que deparaba el viaje, ansioso al no saber cómo ocurriría todo, esperando que la familia de Lore fuera agradable, rogando para que hiciéramos buenas conexiones que facilitaran todo mi proceso de adaptación a sus costumbres y a la forma como convivían al interior de su familia.

Me levanté y me vestí sin prestar mucha atención a la ropa que me ponía. Me preparé un café y llené mi termo con él, para luego tomar la maleta que dejé preparada desde un día anterior, besar a mis padres en la frente mientras dormían y partir en dirección a la casa de la que probablemente sería mi futura esposa.

Conduje pensando en todo lo que podría pasar ese fin de semana, recordando a la chica que me saludó desde la entrada de su ...