Lorena: mi novio y mi familia (4) - Relatos Eróticos

Lorena: mi novio y mi familia (4)

... hubiera conocido desde muchos años atrás; pero ese estado de ánimo se volvió a romper ante la perspectiva de vernos semidesnudos en la piscina, donde una nueva oleada de malestar me atacó al pensar en que podría ser ese momento en el que vería a mi novia conviviendo de una forma más íntima con su hermano; sin embargo, cuando llegó el momento de vernos en la zona de la alberca, la presencia de Rosa cambió por completo mi estado de ánimo.

Debo confesar que aún tras haberla visto y sentido su cuerpo pegado al mio cuando me abrazó, nunca me imaginé lo maravilloso que sería mirar la figura de Rosa al estar semidesnuda. Desde el momento que la vi enfundada en ese pequeño bikini, me resultó casi imposible quitarle los ojos de encima, ya no digamos de lo excitante que resultó el sentir su piel en mis manos cuando masajeaba su cuerpo y la celestial experiencia que fue cogerme sus tetas hasta eyacular, mirando cómo mi semen se embarraba en su cuerpo y la forma en que Rosa se lo llevaba a la boca.

Creo que no es necesario decir que me sentía en las nubes mientras disfrutaba el cuerpo de esa hermosa mujer, quien me miraba con lascivia cuando terminamos y nuestros ojos se encontraron, mostrando sendas sonrisas en nuestros labios, antes de que me pusiera de pie y la ayudara a levantarse para ir a las duchas a un lado de la piscina, a lavar su cuerpo y librarlo de los restos que quedaron de mi semilla, sobre su piel.

Cuando regresé a la piscina, los gemelos estaban encaramados en una de las orillas, besándose y acariciando sus cuerpos, mientras Lore se encontraba sentada, inmóvil, observando el agua con la mirada perdida y un gesto demasiado serio para ser ella. Era evidente que algo de lo que pasó no le había gustado. Caminé hacia ella y me senté a su lado sin que mi novia reaccionara.

- ¿Estás bien? - dije y ella se sobresaltó, pero de inmediato una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.

- Claro mi amor - me respondió y me dio un beso en los labios; pero con los años que llevábamos de conocernos, era claro que algo no estaba bien, así que la tomé de la mano y le hice una señal para que entráramos a la casa.

Caminamos un poco por el jardín hasta llegar a la puerta y nos metimos ahí, para luego dirigirnos a la cantina, servirnos un par de tragos y sentarnos en los bancos altos que ahí se encontraban.

- Si queremos que esto funcione, tenemos que decirnos la verdad, y sé que algo no está bien contigo así que anda, dime qué esta pasando - Lore me miró por un segundo, dio un trago a su bebida y luego bajó la cabeza.

- Vale, sí, pasa algo, me sentí un poco celosa al verte con mamá. Sí, sé que yo te induje a que lo hicieras - me interrumpió cuando estuve a punto de hablar - pero de igual forma me sentí extraña.

- ¿Quieres que detengamos todo esto? Quiero decir que podríamos pasar el resto del fin de semana solo nosotros, sin hacer nada con nadie más, o…

- No, ambos suponíamos que no sería tan fácil compaginar nuestros estilos de vida, si ...