1. La mamá de Joaquín. Cap 1


    Fecha: 28/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... buena. Llevaba ropa bien ajustada y sus caderas y tetas quedaban bien marcadas. Una delicia.
    
    Los pibes también la vieron. Le gritaron algunas guarangadas y le chiflaron. La mina seguro que está acostumbrada a que le digan cosas por la calle. Hizo de cuenta que no los escuchó.
    
    —¿Será una nueva profe de turno tarde? —Preguntó el Brian.
    
    — Está más buena que la profe Miriam. — dijo Leo, metiendo el dedo en la llaga.
    
    Sabía que la profe Miriam era la mina que más me calentaba en la tierra. Traté de levantármela miles de veces, pero la zorra me dejó en claro que no le gustaban los pibes tan jóvenes. Me juré que apenas tenga un par de años más la iba a buscar y me la iba a coger a toda costa.
    
    —Qué sabés si está más buena que Miriam, gil. — le dije.
    
    — Miriam es un camión. — dijo El Polaco, con su geta escondida detrás de la visera de su gorra.
    
    Cambiamos de tema, y seguimos hablando de otras pavadas. Casi nos habíamos olvidado de la mina, cuando la vimos salir de la escuela.
    
    —¡Miren, viene para acá! —dijo Leo.
    
    —Ahora la vamos a poder ver de cerca. Después votamos si está más buena que Miriam.
    
    Ahora que la mina venía para donde estábamos nosotros, los cagones no se animaron a chiflarle, ni a decirle nada. Yo tampoco lo hice, pero no por miedo. No soy de hacer esas giladas.
    
    A medida que se acercaba, parecía estar más buena. Estaba toda vestida de negro. Con un pantalón de jean que le calzaba como guante; una remerita mangas cortas; y zapatos negros. Se notaba que era ropa de marca, y le quedaba como a una puta cara. Su pelo lacio estaba recogido. Era muy negro. Nunca había visto un pelo así. Lacio, brilloso, y completamente negro. Su piel era blanca, y contrastaba con el color de su ropa y pelo. Era una piel que a lo lejos se notaba que era suave. Seguro que se pone montones de cremas en la cara para mantenerse así, toda limpita, sin manchas ni imperfecciones. Parecía una muñequita. Su carita era ovalada y sus labios hacían una sutil trompita.
    
    De repente se nos fue al humo. Pensé que nos iba a cagar a pedos por las cosas que le dijeron los pibes cuando entró a la escuela, pero nada que ver.
    
    —¿Alguno de ustedes es Sebastián medina? —preguntó.
    
    Me resultó raro escuchar mi nombre. Salvo los profesores, todo el mundo me dice Pitu. Y hasta hay profesores que me llaman así.
    
    —Soy yo — le contesté, sin vueltas.
    
    La mina se sacó los anteojos, y por si faltaba algo que la haga más fuerte de lo que ya parecía, mostró tremendos faros azules con los que me miraba llena de bronca.
    
    —Mirá, yo no sé cuál será tu problema. Pero te voy a pedir que no vuelvas a tocarle un pelo a Joaquín. —dijo.
    
    Algunos de los pibes empezaron a reírse. Yo les hice cerrar el orto.
    
    — ¿Vos sos la hermana de Joaquín? —le pregunté. —Mirá, tu hermano no es ningún santo. Él se la buscó. —dije.
    
    Los pibes me daban la razón con unos débiles “sí, el chetito es un busca roñía”
    
    —Mirá pendejo. Joaquín es mi hijo y yo lo conozco. Él no le busca pela ...
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