1. Halloween – El Payaso Sonrisas


    Fecha: 27/06/2019, Categorías: Gays Autor: Nauj69, Fuente: SexoSinTabues30

    ... se calmara y que le abriera; pero el chico gritó que no, que lo dejaran en paz y aventó contra la puerta los tenis que estaba estrenando. Como media hora después fue el turno de su padre, ya con un tono un poco más severo, informándole que ya se habían marchado los invitados y que era mejor que saliera de una buena vez. Los ojos azules del crío se llenaron nuevamente de lágrimas, sintiendo como todo se había estropeado, y gritando dijo que no le importaba nada, que no pensaba salir y se acurrucó en su cama abrazando la almohada, oyendo los pasos de su papá alejarse; y así entre sollozos él se quedó dormidito…
    
    Cuando despertó, sintió como su estómago hizo ruidos. Con todo el escándalo que armó en su fiesta no tuvo tiempo de comer nada. Estuvo en cama un largo rato sin moverse, dudando si salir o no de su alcoba, pensando en qué diría al momento de enfrentar a sus padres; hasta que no tuvo más remedio que armarse de valor y salir, pues era eso o morir de hambre.
    
    Abrió la puerta y en calcetines bajó despacio las gradas. Enseguida se percató de que toda la casa parecía estar en absoluto silencio y además estaba toda a oscuras, no había ni una tan sola luz encendida y eso que ya era de noche, algo muy raro. Llamó tímidamente a sus papás, pero no hubo respuesta; así que las siguientes veces habló más fuerte, pero con el mismo resultado.
    
    Llegó al final de la escalera y sintiendo como el miedo que tiene a la oscuridad le empezaba a trepar por la espalda, salió casi corriendo para la cocina y prendió la luz. A ese punto se calmó un poco; pero al no encontrar una nota de sus padres se volvió a sentir intranquilo. Ellos nunca se iban y lo dejaban solo, aún contrataban niñeras para cuidarlo; por lo que toda la situación de la casa vacía y sin señas de ellos le provocó un nudo en la garganta. Pensó que quizás hallaría algo en el patio trasero, entonces deslizó una de las puertas de vidrio corredizas y se asomó afuera. Igual que el resto, todo estaba en completa penumbra y no había rastros de la celebración de su cumpleaños, ni un tan solo globo, nada. En eso una brisa helada movió toda la grama y le hizo sentir escalofríos desde las piernitas descubiertas por su corto short, subiendo por todo el resto de su menudo cuerpo, hasta erizarle los pelitos negros de la nuca.
    
    Al instante cerró la puerta, respiró profundo y se dijo a si mismo que no fuera tan cobarde, que muchos otros chicos de 10 años se quedaban solos sin problemas; e incluso él unas pocas horas antes se había quejado de que ya no era un niño pequeño. De modo que después de unas cuantas repeticiones mentales, en donde se decía: “No debes tener miedo, no pasa nada.”, se tranquilizó un poco y se dirigió al refrigerador para buscar algo de comer.
    
    Y en lo que tenía abierta la puerta de la nevera, el silencio se interrumpió de súbito. Carlitos pudo oír claramente una extraña música; era una tonada lóbrega que tendría que provenir de esos antiguos organillos musicales, de los que se accionan ...
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