1. Follándome con mucho placer a la esposa de un gran


    Fecha: 27/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Valenciano, Fuente: TodoRelatos

    ... capullo, hasta que le dice a su marido —VES JODIDO CORNUDO, esta polla no se me pierde entre las tetas y que me dices del capullo, EH, ¿Qué me dices?— no deje que contestara Hugo porque les dije —vamos a mi habitación que somos los tres unos putos viciosos, lo que se trata es saber quién lo es más— al entrar en la habitación, está la cama y a lo largo de una pared lateral, hay un armario a todo lo largo, abro una de las puertas y para sacar cosas que tenía preparadas, se ve un par de espejos de cuerpo entero y Sofía me dice que no cierre las puertas que le ponen mucho los espejos. Una de las cosas que saco, son unas correas, pongo una toalla de playa sobre una butaca y le digo a Hugo que está desnudo que se siente. Luego lo amarro bien con las correas, tanto sus brazos como sus pies quedan bien amarrados. Se deja hacer, pero me dice que no se cabrón que no le ate y le digo que, si eso es ser cabrón, esa noche entonces seré un cabronazo. No veo a Sofía que sé que está en la cama, pero Hugo le pregunta de qué se ríe —pues que quien se iba a imaginar verte así, tú que todo lo tenías planificado y ahora llega nuestro amigo y te da lo que te mereces, eso me está poniendo muy... jajajajaja—
    
    Ya está bien amarrado, saco más correas y a ella la amarro al cabecero de la cama. Estamos los tres completamente desnudos, lo gracioso y excitante que ella llevaba todavía las sandalias. El butacón previamente lo había situado en un sitio donde ellos se pudieran ver, sé que los dos estaban excitados viéndose. Sofia tenia los pezones poderosamente erectos, toda una tentación y no me espere más, lo primero que hice fue llenarlos de saliva, lamerlos, absorberlos, apretarlos con mis labios y ella miraba su reflejo en el espejo, algo que se notaba que la ponía muy cachonda. Llegó un momento que apretaba los labios y cerraba los ojos, era el momento de ir bajando por su tripa. Hasta que llegue a su preciado coño, pero pase de largo, lamí, mordisquee sus muslos. Sofía abría más las piernas, levantaba sus caderas, para ponerme su coño en bandeja. No le decía nada a su marido y su marido a ella tampoco, tenía que lograr que se dijeran de todo, como se hablarían ellos solos en la intimidad de sus fantasías. Ya me empiezo a comer su coño, que estaba como fruta en almíbar, respiraba profundamente, cambiaba el ritmo y se aguantaba los gemidos, balbuceaba cosas que no se entendían. Cuando me di cuenta de que estaba a punto de correrse pare de comerle el coño, exclamó —LA MADRE QUE TE TRAJO, DESGRACIADO— luego me miraba con mucho deseo, me acerque a ella y mi rabo daba en su estómago cuando me agache. Le comía el lóbulo de la oreja mientras le decía muy bajo —Hugo también tiene que disfrutar, así que no contengas más a la puta— me sonrió y nos morreamos.
    
    Mi rabo estaba tocando su clítoris, porque lo agarraba con mi mano para que se rozaran. Cada vez estaba más cachonda y entonces, estiré un brazo y cogí un condón, ella con doble intención me dijo —no sabía yo que había ...
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