1. Follándome con mucho placer a la esposa de un gran


    Fecha: 27/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Valenciano, Fuente: TodoRelatos

    ... las gracias. Toda la cena estaba en bandejas en la cocina. Hugo estaba expectante y se quedó confundido cuando le digo que puede ir trayendo la cena. Se levantó y a Sofía se le pusieron ojos de vicio con una sonrisa bastante cínica.
    
    —No te preocupes Sofía, tu marido esta noche va a estar en su salsa, si tú quieres lo pasaremos muy bien los tres, eso sí, cada uno a su manera— y ella con la misma sonrisa cínica me dice —no sé lo que quieres decir— y le respondo —pues será necesario darte unos buenos azotes en ese culazo que siempre he deseado, para que te entren las cosas en la cabeza— y a continuación me dice —por eso has puesto a tu gran amigo a preparar la cena— y esta vez con tono más severo —precisamente por ser un gran amigo, esta noche será un fiel sirviente en todo y tu una fiel sumisa o si no quieres ya sabes dónde está la puerta— llega Hugo con bandejas haciendo equilibrios. Sirve los tres platos y se sienta. Meto mi mano por debajo del mantel, hasta que toco las piernas de Sofía, que de forma automática cierra las piernas, hasta que le digo que hace, entonces de la misma forma las abre. Llego a su coño cubierto por unas bragas muy pequeñas o por un tanga extremo. Da igual, está empapado, se lo estoy acariciando y Sofía solo da pequeños sorbos a la copa de vino y le pregunta su marido —¿Por qué no comes nada? ¿es que no te gusta— y ella mirando a su marido lee dice sin cortarse —porque no te enteras, tu amigo tiene su mano entre mis piernas y así no se puede comer— y entonces le digo a mi amigo —que maravillosa mujer que tienes, tiene el coño como a mí me gusta, bien mojado, en la boca tiene que ser una delicia—
    
    Hugo cambió su cara, ahora era la de un perfecto cornudo depravado. Sofía se echó para atrás en la silla, abría mucho sus piernas, cerraba los ojos y cuando los abría era para mirar intensamente a Hugo, hacía gestos involuntarios con su boca, con sus labios, todos esos gestos eran de una mujer muy que estaba muy cachonda. A pesar de ello, estaba un poco nerviosa, menos que hacía un rato y por eso le digo —no tienes que preocuparte ni estar nerviosa, esta noche lo vamos a pasar muy bien, ya lo veras. Me estas poniendo muy cachondo igual que a tu marido. No sabes las ganas que he tenido siempre de follarte y esta noche vamos a follar delante de Hugo y ya verás qué locura— se agitaba con los movimientos de mis dedos, sabía que le quedaba poco para tener su primer orgasmo de la noche. Justo en el momento clave, saqué mi mano y delante de los dos relamí mis dedos. A continuación, le doy el primer morreo de la noche delante de su marido. Luego le digo al oído que se meta debajo de la mesa. Hay momentos de indecisión hasta que deja la servilleta sobre la mesa, se mete debajo de la mesa y no se le ve por el mantel. Me he desabrochado el pantalón, solo tiene que bajar la cremallera. No la veo, pero si siento sus manos, que no sé si están temblorosas por vergüenza o por excitación, pienso que por lo segundo. Se que mi rabo sobresale ...
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