Vacaciones en la playa. Día 2. (Parte 2) - Relatos Eróticos

Vacaciones en la playa. Día 2. (Parte 2)

... pantalones torpemente mientras no dejaba de mirar a mi esposa en pompa apoyada sobre la barandilla del balcón.

-Si prometo, cumplo -. Exactamente las mismas palabras que me había dicho en el restaurante.

Estaba bastante húmedo por todas las situaciones vividas esa noche, pero aún así me escupí en la mano para lubricar bien mi polla. Vi que ella también estaba bastante húmeda y pensé que ese flujo vendría bien para que la cosa fuera más fácil.

Me leyó el pensamiento.

-No me toques el coño, solo el culo -. Dijo mirándome con cara sería. Así que eso hice.

Le empecé a meter la puntita mientras ella se agarraba fuerte a la barandilla del balcón.

-¿Bien cariño?-. le pregunté tímidamente.

-Métemela entera -. Fue su respuesta.

Empecé a metérsela despacito, mientras de vez en cuando intentaba ver su cara cuando daba pequeños grititos. Hizo un amago de llevarse la mano al coño, pero en seguida volvió a agarrarse con fuerza a la barandilla.

Yo poco a poco iba aumentando el ritmo, pero sin que mi polla llegara hasta el fondo. Y empezó a gemir. Eran gemidos diferentes a cuando me la follo por el coño, así que le pregunté.

-¿Sigo? -.

Su respuesta fue rotunda.

-¡Reviéntame! -.

Eso me cortocircuitó el cerebro, y de una embestida se la metí hasta los huevos. Soltó un alarido de dolor y automáticamente se separó de mi y salió corriendo hacía la cama con la mano en el culo. Fui detrás de ella.

-¡Perdón, cariño, perdón! -. La abracé por la espalda con todas mis fuerzas mientras la escuchaba respirar entrecortada.

Al cabo de unos minutos el dolor se calmó y logró relajarse. Yo seguía agarrado a ella. Se revolvió para quedarse cara a cara conmigo.

-Lo siento cariño, lo he intentado -. Me dijo con cara compungida.

No pude evitar sonreír al recordar todo de lo que era capaz, del morbo que podía generar, de lo cachonda que era y lo cachondo que me ponía. De todas las situaciones vividas, de lo guarrila que podía llegar a ser.

-Sabes que eres la mejor, princesa -. Le dije besándola con fuerza en los labios.

-Te quiero, papi -.

-Te quiero, mami -.

Y nos dormimos abrazados agotados por todo lo vivido ese día.

Continuará…

NdA: De nuevo gracias por leerme… cualquier comentario es bien recibido.

“Nada de lo que escribo es mentira, pero tampoco es totalmente cierto”.

Besos.