Vacaciones en la playa. Día 2. (Parte 2) - Relatos Eróticos

Vacaciones en la playa. Día 2. (Parte 2)

... absorta en sus pensamientos mirando al mar y no se había percatado de la situación. Hasta que vio a la morenaza a unos escasos cuatro metros de mí mirándonos fijamente.

-¿Te ha puesto cachondo, eh? -. Me dijo con su cara seria pero con su media sonrisa.

-Un poco -. Contesté.

-¿Un poco? -. Preguntó de manera retórica -. Si la tienes como una piedra -. Añadió echándome mano al paquete.

La chica, que seguía escuchando muy atentamente la conversación, no pudo evitar echarse a reír.

-La verdad es que está buena -. Dijo volviendo la cara hacia ella.

La miró y empezó a acariciarme la polla por encima del pantalón. La mirada de la chica y la de mi mujer se cruzaron y sin decirse una palabra se entendieron, porque al segundo la chica se acercó a nosotros y volvió a ponerse a bailar delante nuestra.

Sin dejar de tocarme el paquete me desabrochó la camisa y empezó a acariciarme el pecho. Marta y la chica se miraban de vez en cuando y sonreían, no estoy loco si pienso que se estaban entendiendo con la mirada, porque en el momento en el que ella empezó a bailar mas sensual mi mujer me sacó la polla del pantalón.

Miré nervioso a mi alrededor y al observar que las pocas personas que había por allí no se estaban percatando de la situación, me relaje.

Me empezó a masturbar mientras la chica seguía bailando como si nada, mirándonos de vez en cuando. Estaba muy excitado, no sabía que me daba mas morbo si ver ese cuerpo espectacular moviéndose lascivamente a dos metros de mí, o ver a mi esposa mirándome fijamente, con esa cara de morbosa que pone cuando se está poniendo cachonda, viendo como se me entrecortaba la respiración.

Volvió la cara hacia ella y sus miradas se volvieron a encontrar. Dejó de acariciarme el pecho, se abrió de piernas, se subió el vestido y dejó claramente a la vista de la chica su chochito.

-Por si le gusta la carne y el pescado -. Me susurró al oído y se empezó a acariciarse el clítoris.

La escena no podía ser más excitante. Un mujerón estaba bailando sexualmente delante de mi, mientras mi mujer me hacia una paja a la vez que ella se masturbaba.

En ese justo instante los astros se pusieron de mi parte, o no, según se vea. Estaba a punto de correrme cuando llegó la pareja de la chica. Un hombre, también de piel morena, de casi dos metros de altura, con una camiseta sin mangas y unos músculos que yo creo que en mi cuerpo no los tengo.

Me guardé la polla en el pantalón lo más rápido que pude, mientras Marta se incorporaba cerrando las piernas.

Le entregó una de las copas que traía en su mano a la chica y ella se acercó a susurrarle algo al oído, en cuanto se separó de su oreja el chico se acercó a nosotros.

-¿Os podemos invitar a tomar algo? -. Nos dijo de manera muy educada.

Marta y yo nos miramos y respondimos a la vez.

-Sí, Gracias -.

Nada más traernos las copas y dárnoslas, la chica me quitó la mía de las manos, la dejó al lado de la hamaca y me sacó a bailar. Yo la verdad es que soy ...