1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima tercera parte)


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... interrumpió, alargando su brazo y entregándome el vaso de whiskey, y en su rostro una amplia sonrisa.
    
    —No se preocupe, tome asiento por favor, que mi mujer no demora. Mientras tanto Rodrigo, acépteme este humilde presente. Con ellas no necesitara hablar para ingresar aquí. Solo preséntelas en la entrada principal y su ingreso será autorizado en el acto. —Miré la pequeña caja de cartón que me entregaba y allí dentro, dos pulseras de cuero negro trenzado y en el centro una herradura dorada, bañada en oro de 18 quilates y al respaldo en las dos figuras, los mismos cuatro dígitos grabados.
    
    —Ese es el número que le corresponde a usted y a su pareja, como socios de este club. Venga con ella cuando guste. Estas doradas son para los socios VIP y estas otras cromadas para las personas solteras que solo vienen a disfrutar por ratos buscando amantes. Con ellas podrá tener acceso a todas las salas, incluyendo también todos los eventos y realizar con tranquilidad sus fiestas privadas en las habitaciones del piso superior. —Y antes de dar el segundo sorbo al excelente escocés, llegó ella escoltada por otro hombre de color, tan semi desnudo y «mastodonte» como el de la portería.
    
    Con su cabellera suelta, rizada y de color castaño claro. Ojos aceitunas, delineados con una franja gruesa, oblicua y rasgada hacia las sienes, muy maquillados y compaginando con el color de sus largas uñas. Rostro rectangular de piel muy morena, nariz ancha y corta, inmensos ojos almendrados y carnosos labios resaltados en un tono naranja, hizo su aparición. Tetas inmensas imposibles de no ver, cubiertas por un top azul y claramente sin sostén. Minifalda blanca y brillante, angosta tal cual cinturón, conteniendo apenas la redondez de unas nalgas firmes y trabajadas en el Gym; lo escaso de su atuendo le permitía lucir unas espectaculares piernas morenas, montadas ellas sobre unos zapatos de plataforma muy altos y semi transparentes.
    
    —Y bueno mi amor… ¿Ahora cuál es tu urgencia? —Se puso al lado de Thomas y le besó con pasión durante unos segundos, olvidándose de mi presencia, entre tanto, yo intentaba ubicar el terruño de aquella caribeña beldad.
    
    —Mechas preciosa, este es Rodrigo un amigo de Almudena y ahora nuestro. Haz solo lo que él te indique y no preguntes nada bombón. —Y ella entonces sí, reparó en mí.
    
    —Jejeje así que aquí está el «aguanta-gorro», discúlpanos por favor. Mucho gusto Rodrigo. ¡Pero qué elegante estas! Soy mercedes, pero dime Mechas, que me encanta como suena y así me decía mi abuela en mi Santo Domingo del alma. —Encantado… ¡Mechas! Y a mí puede decirme Rocky, es más corto y también muy sonoro–. Le respondí, sonriente correspondiendo a su saludo.
    
    —Almudena tiene buen ojo para los «alentaitos». Debería pasear con ella más a menudo. ¡Jajaja!... ¿Y esto? —Preguntó y yo miré de reojo a Thomas, quien solo levantó sus cejas y me hizo un gesto como de… ¡Paciencia con ella! Pero siguiendo sus indicaciones yo esparcí los documentos sobre el escritorio y ...
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