¡La gran batalla sexual! - 2 - Relatos Eróticos

¡La gran batalla sexual! - 2

... flashazo en el establecimiento. Todas las personas presentes se apuraron a mirar hacia las luces del lugar, pero creyendo que ese destello de luz había tenido que ver con la instalación eléctrica, regresaron a lo suyo y por lo tanto, no notaban que cerca de la barra algo ocurría. La chica de cabello negro se encontraba con la mirada perdida y el rostro totalmente carente de emociones.

Hermione sonrió y le habló al oído:

—Vamos a intentarlo otra vez: ¿Cómo te llamas, gatita?

—Erín —respondió de inmediato la muchacha.

—Bueno Erín —dijo Hermione complacida—, vamos a un lugar más… privado, ¿te parece?

—Sí —respondió Erin.

Salieron del bar y se dirigieron de inmediato al primer hotel que se encontraron. El dependiente les miró y sonrió ante la idea de lo que sabía que iba a pasar, pero les dio el cuarto que habían pedido y una vez estuvieron ahí, Hermione empezó a ponerse cómoda, con un pase de su varita, logró que ella y su juguete de esa noche quedaran totalmente desnudas. La bruja se dio un momento para comprobar el cuerpo de Erín: no estaba errada cuando pensó que estaba buena. Sus tetas eran de buen tamaño, su cadera era casi de avispa y aunque se veía que no hacía ejercicio, su vientre estaba lo suficientemente plano para ser agradable a la vista y además, era bonito ver esas nalgas grandes fuera de los jeans, que al parecer al estar tan ajustados ocultaban su verdadero tamaño.

Sabiendo que se había ganado el premio gordo, Hermione se tumbó en la cama con las piernas abiertas y dijo:

—Ven y cómeme el coño, Erín.

—Sí —fue todo lo que dijo la muchacha, quien se trepó a la cama y no tardó nada en enterrar su cara entre las piernas de su ahora ama.

Hermione arqueó la espalda al sentir la lengua de su esclava entrar a su coño, ya que se había metido con la fuerza de una verga y había empezado a moverse con gran precisión al punto de que le pareció que hasta le había podido encontrar su punto G. Se notaba que esa mujer sí tenía experiencia.

—Joder Erín —bramó Hermione acariciando la cabellera de su esclava—, tan buena que eres con la lengua, ¿cómo fue que te dejó tu ex novia?

Erín despegó la boca del coño de su dueña y respondió:

—Mi ex novia decidió que extrañaba que le dieran verga.

Hermione rio y preguntó:

—¿Y tú no extrañas el pene?

—Un poco —respondió la mesmerizada hembra.

Hermione soltó una carcajada y dijo:

—Bueno mi juguete, ¿por qué no darte gusto?

Hermione le ordenó a Erín que se pusiera en cuatro y la muchacha así lo hizo. Mientras contemplaba los labios vaginales de la peli negra y su bonito ano marrón en medio de esas nalgas, usando su varita Hermione hizo aparecer alrededor de su cintura un strap on y en este, un dildo de un tamaño que un negro no tendría porqué envidiar.

Se trepó en la cama acomodándose detrás de Erín, tomó el gran dildo y lo metió en el coño de la muchacha, la cual soltó un gemido más de dolor que de placer. Tal vez ese no era su miembro, pero hasta Hermione ...