La familia Kapusta. Capítulo 1 - Relatos Eróticos

La familia Kapusta. Capítulo 1

... embelesada, ese atractivo juvenil le ponía como una moto.

¾Estás confundido—siguió sin quitar la vista— son la locas hormonas de la adolescencia, pero bueno… esto no sé… Andrzej, eres un poco degenerado si piensas que me puedes hacer lo que me hace tu padre.

¾No seas recatada, ni emplees eufemismos… llámalo lo que es… ¡FOLLAR!

¾Sí eso…follarme. No es natural que te quieras follar a tu MADRE.

Mientras le decía eso con total seriedad, sus ojos se posaron en la mano del joven que apretaba un maravilloso cacho de carne, que más bien parecía una gruesa porra de policía. Se veía tan grande y gorda, algo que ella había deseado tanto tiempo y que tenía tan cerca. Se mordió el labio sin darse cuenta y el corazón comenzó a acelerarse… “él me desea y yo deseo algo así”.

¾¿Qué hormonas? ¿Qué adolescente? Mamá que ya soy mayorcito y sé cuándo una mujer está buena o no. Te parece esto que es de un niño que no sabe lo que quiere.—La conversación había subido el tono…ambos estaban al límite de la línea roja.

Todavía era demasiado bajo para que los dos que a fuera estaban follando y gritando como locos les escucharan. De pronto, según su boca se cerró, su mano se movió rápida y se bajó el pantalón. De allí emergió una polla enorme, con una gordura y un tamaño más que considerable que hizo que Monika se llevara una mano a la boca. Los ojos casi se le salen de las órbitas mientras analizaba hasta el último milímetro de un tronco venoso y rematado con unos huevazos enormes surcados de venas azuladas, todos unos genitales poderosos con un depilado natural. Un glande duro y rosado en forma de punta de lanza. Con la sangre fluyendo por esas venas marcadas y con una dureza que se notaba solo con los ojos la extrema rigidez del falo. Las pupilas se le dilataron, el corazón se le desbocó y la respiración se le aceleró, Monika estaba descolocada, tanto, que su vagina se empezó a humedecer al punto que podría deshidratarse.

Lo único que le salió hacer, fue sentarse correctamente y llevar una mano al aparato reproductor de su hijo. La cogió con fuerza y sin pensar que podía hacer daño al joven o no, la trató de esconder de nuevo, aunque su intención era saborear el tacto del pedazo de tranca viril.

¾Guárdate esa polla, joder. ¿Cómo se te ocurre enseñármela así de dura?—Monika seguía agarrando la verga mientras Andrzej no dejaba que lo escondiera.

¾¿Qué más me da? ¿Vas a tratarme peor? Menuda sorpresa… además hacía mucho que no me la veías, solo quería mostrarte que tu niño ha crecido.

¾Eres un guarro pervertido… ¡Anda guárdatela ahora mismo o…!—iba a decir que se lo contaría a su padre, pero seguro no la creería— te la corto.

Parecía haber un pequeño forcejeó. Una queriendo esconder aquel mástil y el otro sin dejar que el pantalón volviera a guardar su badajo. Se habían olvidado de la follada que se ejecutaba en la cama de fuera, donde seguía siendo frenética, ahora solo se fijaban en las manos que luchaban por aquella polla, el manoseo era ...