La familia Kapusta. Capítulo 1 - Relatos Eróticos

La familia Kapusta. Capítulo 1

... pollón.

¾¡¿Te has puesto cachondo viendo follar a tu padre, cacho guarro?!

¾Bueno tampoco se ve si es tu esposo o tu hija con un madurito…

¾No diga bobadas, a Iwona no la metas en esto… es el CABRÓN de tu padre.

Andrzej que no se había dado cuenta de la erección que se le estaba formando, la miró avergonzado, no por lo que hacía su padre, aunque tener esa película porno en directo le había puesto un poco, el principal motivo había sido otro… estar atrapado en un habitáculo tan reducido con su madre, donde la feromonas aturullaban sus hormonas rebeldes. En el vestidor estaba tan cerca de su madre, que con su altura no había parado de otear el escote que esta mostraba. Sumado al calor que hacía dentro y viendo como alguna que otra gota de sudor se escondía entre los montes de la mujer, aquello había sido inevitable.

¾No, no es por eso.—logró decir cabizbajo.

“¿Qué más da decírselo? Tengo a mi padre follándose a un cría ahí fuera, tengo a mi madre espiando a su esposo y yo tengo un erección de caballo que ella está observando” pensaba el joven mirando como su mano apretaba su verga cada vez con más fuerza. “Total, dejó de ser una madre hace tiempo” acabó por decidir mientras su padre al otro lado hacia que la mujer gritara su nombre con suma fuerza.

¾Por ti.

¾¿Cómo?—Monika no estaba sorprendida, sino que pensaba que aquello no podía ser real.

¾Que es por ti, joder.—Andrzej hasta parecía ofendido por la confesión hecha y quiso decir más— desde hace años que me pasa. ¿Por qué te crees que tratándome tan mal sigo queriendo ir contigo a todos sitios? Porque me encantas, mamá. Me fascina verte comprar ropa, voy al gimnasio y no paro de mirarte, estás siempre preciosa. Incluso se me ha pone dura mirándote el culo, no lo aguanto.

¾Andrzej… ¿Qué me estás diciendo? ¡¿Sabes bien lo que dices…?!

¾Pues imagínate estando aquí tan pegados en un lugar tan reducido, digamos que… viendo una peli porno, los dos sudados soltando feromonas y testosterona, solos... vamos que mi polla ha pensado por sí sola e inevitable ha ocurrido lo peor, y se me está poniendo aún más cachonda con dolor de huevos.

Monika no daba crédito a lo que oía de su hijo. Alguna vez había escuchado sobre el incesto, pero le parecía algo de ficción, una cosa que a ella no le podía pasar. Sin embargo, allí estaba su hijo, con una polla colosal mientras seguían encerrados en el vestidor con un calor infernal y escuchando como su madre le ponía… y ella con meses en el dique seco con la pepita a punto de estallarle de lo salida que se encontraba. Y su hijo no es que fuese feo ni nada por el estilo.

¾A ver, hijo… eso… no está… no está bien—no sabía ni cómo empezar.

El sudor le había aumentado y se notaba calada, al igual que su pequeño. Por el duro pecho del joven, unas gotas de sudor que no sabía de donde habían nacido, caminaban sin parar hasta llegar a los abdominales. No podía mirar a los ojos a su hijo, no por vergüenza, sino porque aquel torso la tenía ...