Sé valiente III - Relatos Eróticos

Sé valiente III

... pide que una mano dura te controle.

- Creo que es suficiente para mí.

- Sí, para mí también.

- Adiós, Malfoy.

- Adiós, Potter.

Ya había casi abandonado la Sala de los Menesteres, cuando Malfoy habló otra vez:

- Potter. Sé valiente. Sé un Gryffindor.

- Ya te vale.

Malfoy sonrió y se fue.

Harry llegó al Dormitorio y no vio a Ron. Tampoco a Dean. ¿Quién penetrará a quién? Se preguntó. Tendría que adivinarlo. La imagen de Ron y Dean desnudos y morreándose le causó una erección particularmente dolorosa, que no entendió al no considerarse gay. No tenía apuntes de historia (¿quién los tomaba aparte de Hermione y Malfoy?) A partir de entonces tendría que tomarlo en serio, se dijo.

Malfoy le había dado mucho en qué pensar. Y durante una semana meditó y estuvo bastante callado. Ron le preguntó por su reunión con Draco, pero Harry no le contó mucho. Ron insistió, quería saber si tenía que castigar a su sumiso. Harry le dijo que todo había ido bien, y que si quería castigar a su sumiso buscara otra excusa.

Harry estaba hecho un mar de dudas. Apenas dormía porque las preguntas inundaban sus pensamientos. Podía aguantar las tres semanas que quedaban hasta las vacaciones, o ceder a unos impulsos que crecían lenta pero inexorablemente. A su mente acudían recuerdos de Ron desnudo, algo que no le había ocurrido nunca, y sus fantasías sexuales estaban cambiando hacia situaciones en las que se dejaba gobernar por sus parejas. Las erecciones, que habían disminuido antes, estaban resurgiendo con más fuerza. Solo quedaban tres semanas, tres semanas y sería libre… Pero se perdería la oportunidad de ese placer secreto del que hablaba Malfoy. ¿Y si había mentido? Era probable, se trataba de su enemigo jurado en el castillo. Pero todo lo que creía saber sobre él no era cierto del todo, tampoco. Nunca habría dicho que tenía una relación de sumisión con Ron y sin embargo así era. “Sé valiente. Sé un Gryffindor”. Otra vez la dichosa frase. Al final, Harry resolvió no quedarse con las dudas.

- Ron, ¿podemos hablar? - preguntó Harry un domingo en la Sala Común donde no había nadie.

- Ya estamos hablando- repuso Ron.

- Pero me refiero a solas. Sin que pueda estorbarnos nadie.

- ¿Vamos a la Sala de los Menesteres?

- Sí- convino Harry.

Harry hizo todo el camino muy nervioso y con el corazón acelerado. Ron, por su parte, iba muy tranquilo y sereno.

- Tú dirás- invitó el pelirrojo.

- Estoy intentando ser valiente- Ron miró a Harry sin entender a qué se refería. Ante su incomprensión, Harry siguió- Malfoy me habló de un placer especial al practicar la sumisión, uno que no se puede obtener de ninguna otra forma.

- Para el carro, Harry- frenó Ron – Si continúas, entenderé que tienes interés en ser mi sumiso y en virtud de nuestro acuerdo no estaré obligado a liberarte antes de las vacaciones. ¿Seguro que quieres seguir?

Hubo un silencio largo.

- Creo que sí.

- Último aviso. Si continuamos esta conversación, ...