1. El regalo de cumpleaños


    Fecha: 23/06/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos

    ... que un comentario misógino respecto a las capacidades de una mujer en el juego de suelo que requiere, elasticidad, equilibrio y fuerza, conocido en Chile con el nombre de twister. Lo reté en ese mismo momento, contestando que ni la ocasión ni la ropa eran las adecuadas. No repliqué, pero no lo olvidé.
    
    Nos servíamos la tercera ronda de tequila con limón y sal, las 10 pm estaban a escasas vueltas del segundero cuando los invitados comenzaron a llegar. El primero fue su mejor amigo, Daniel. Dado que venía solo, nos explicó que la Jime, su pareja, se encontraba en cama con fiebre, pero que le enviaba a Vali, todo su amor.
    
    De ese modo, fueron apareciendo sin sus parejas, Carlos que terminaron, Claudio que nadie pudo cuidar al niño, Pablo, Pancho que no le dieron permiso, los gemelos José y Pato (todos sabíamos que no tenían pareja) y Arturo que el hijo de ella se enfermó y no quiso dejarlo con nadie más. En el fondo, cada uno tenía una excusa plausible para por lo menos, llegar solos. Cuando ya estábamos todos, noté una curiosa casualidad. Había follado con cada uno de los hombres que se encontraban en la habitación.
    
    Durante las siguientes dos horas, bailamos, bebimos, bailamos, bebimos, bebimos, bailamos, bebimos, bebimos, bebimos y por supuesto, reímos a carcajadas en innumerables ocasiones. No recuerdo en qué momento la Silvi pasó de bailar, animada, con Carlos, Pancho y los gemelos a hacerlo solo con los gemelos. En todo caso, parecía a gusto.
    
    Mientras Silvi contoneaba sensualmente su cuerpo para los gemelos, yo bailaba algo más desinhibida por el tequila pero no tanto como mi amiga con Pancho que de dejar a mi amiga llegó sin perder el ritmo a mi lado, sumándosele Carlos y luego Claudio. Me hacía la de la chacra cada vez que al oído alguno de mis parejas de baile me decía lo rica que estaba o por qué no nos íbamos a otro lado.
    
    No faltó el más audaz que acompañó sus soeces palabras con un sutil pellizco al pezón de mi seno derecho que me propinó por detrás por lo que no alcancé a individualizarlo. En fin, dijo, -te follaría aquí mismo, putita.-
    
    Miraba continuamente a mi Hugo. Cada vez que lo hacía, encontraba sus ojos enfocados en los míos con intensidad. Conversaba con Daniel de manera fluida y cercana, pero sin perderme de vista en ningún momento. Eso me gustaba.
    
    Bailamos por otra hora más, pero al cabo, cansados y acalorados. Corrimos los muebles hacia los costados y nos sentamos sobre la alfombra, uno al lado del otro, formando un círculo. Daniel, ocioso, tomó una botella vacía de grolsh, la acostó y comenzó a hacerla girar.
    
    Daniel: y si jugamos verdad o prenda –reto… quién se anima.
    
    Hugo: yo le entro… ven Vali… juega también…
    
    Yo: -me sentí acorralada e incapacitada para negarme.- está bien… háganme lugar, por favor.
    
    III
    
    Resultó divertido al principio, pues las preguntas eran superfluas o banales. Pero después de llevar jugando poco más de una hora, en un momento dado, las preguntas y pruebas comenzaron a ...
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