Esto no puede salir bien.3 - Relatos Eróticos

Esto no puede salir bien.3

... por ella.

-. Tu maricón, si la quieres meter la polla hazlo ahora mismo y te descargas, te doy 5 minutos si no, olvídate…

Ninguno de los dos nos movimos.

-. Joder tío, das pena… Tu…Ven aquí so puta… Anda zorra, pórtate bien y vacíale los huevos al cornudo ese…

Ni pestañeó. Bajó aún más mis pantalones. Los bajó junto con los calzoncillos. Hasta los tobillos. Apartó la camisa. Solo agarró mi polla. Dura. Enhiesta… Y me miró… Vi su mirada… Roja, avergonzada, pero al tiempo, cargada de lujuria… Dócil. Sumisa. Lujuriosa. Pervertida. Se agachó y empezó a chupármela…

Le miré. Suplicante. Volví a sentir la misma sensación de vértigo que el día de la orgía en el club. Volví a sentir que la estaba cagando. La misma voz… “la estás cagando a base de bien”. Pero no pude dominarme. Era mi polla la que mandaba en mí. Creo que tenía lágrimas en mis ojos. Y sin poder controlarme lo hice:

-. Fóllatela… Necesito verlo… Por favor… fóllatela… aunque sea un poco…

-. Puto maricón, estabas tardando en pedirlo… Dijo riéndose mientras colocaba a mi mujer completamente desnuda a cuatro patas…

Me enseñó su polla tiesa. Metió los dedos en su coño y empezó a masturbarla con fuerza haciéndola gemir, haciendo oscilar sus tetas. Cuando los sacó me los enseñó. Estaban empapados por sus jugos. Se los limpió en las nalgas.

Luego todo fue muy rápido. Un gesto chulesco con la cara avanzando su oreja. Quería oírlo.

-. Por favor… fóllatela delante de mi…

-. ¿Qué me folle a quién?

-. A mi mujer…

-. ¿A tu mujer? Yo aquí no veo a tu mujer… Solo veo a un cornudo y a una buena puta… ¿Quieres que me folle a esta puta? ¿En serio? ¿Me estás pidiendo por favor que me cepille a esta zorra?. ¿quieres ver cómo la reviento el coño?

Sé que nunca tuve que decir eso. Pero lo hice. No era yo quien hablaba, pero lo hice.

-. Si… por favor… por favor… fóllatela… fóllate a mi mujer… digo a esta puta… por favor…métela la polla… quiero que la hagas gritar…

Estaba excitadísimo. Apenas podía hablar. Escasamente fue una conversación de un minuto. Pero de nuevo la dosis de adrenalina fue brutal. El corazón me latía a mil por hora. La excitación. Los nervios. La tensión…

Se la cerqué a la boca. Sujeté su cabeza por la nuca y empujé mi miembro. Nunca se lo había hecho así. Tan brusco. Tan bestia. Se la metí entera. Hasta la campanilla. Lo hice con fuerza. Moví la cadera como si realmente me estuviera follando su coño, como vi que la hacían aquel día.

Sé que mi polla la ahogaba. Me daba igual. Se atragantaba con ella en su boca. Me daba igual. Quería follarla así, como se la follaron en la orgia, como seguramente se la iban a follar ese tipejo y sus amigos.

No necesité ver cómo se la metía por el coño. Lo sentí perfectamente. Un segundo. O menos. Durante un breve y delicioso instante su boca se detuvo. Fue como un calambre. Una descarga eléctrica. Todo tu cuerpo se tensó. Sé que se sintió llena. Y al sentirse llena, abrió los ojos de par en par. Supe que ...