1. Entre el amor y el deseo.


    Fecha: 22/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Él era mi primer amor. Yo, como toda chica primeriza estaba profundamente enamorada. Lo conocí en la Pascua Juvenil, una especie de encierros espirituales en los que los jóvenes reflexionan sobre Jesucristo y toda esa horda de letanías y dogmas que pretenden convertir en evangelistas a los adolescentes que en realidad acuden ahí con el único fin de convivir con otros jóvenes y como en mi caso, tal vez llegar a conocer a un buen muchacho con quien iniciar una relación.
    
    Él, a diferencia de mí, era un ferviente creyente y tomaba muy a pecho las estipulaciones de la iglesia. Hacía un par de años que habíamos iniciado nuestro noviazgo y por supuesto que yo, espíritu libre y alocado, y mucho más fogosa que mi adorado, me moría de ganas de que lo nuestro fuera un paso más allá. Sin embargo, él había sido muy claro, conservar la castidad previa al matrimonio, cosa en la que ambos estuvimos de acuerdo desde un principio. Y como no estarlo si lo nuestro era un noviazgo de “manita sudada” como se dice coloquialmente, una relación sin malicia, a la que le bastaba como máxima manifestación de amor un beso en los labios.
    
    Pero cada vez me costaba más trabajo contenerme. Era un juego peligroso, pues por una parte, lo amaba con todo mi corazón y como parte natural de ese amor y esa atracción física, lo deseaba a morir; por otro lado, quería seguir siendo una buena muchacha, pues temía, que si yo tomaba la iniciativa en ese asunto podía dar al traste con algo maravilloso.
    
    Nunca pasó por mi mente el asunto de la infidelidad, pues yo nunca tuve ojos para otro que no fuera él. Como parte de ello fue que comencé a explorar mi cuerpo, acabé aficionándome a los tocamientos íntimos, mismos que me servían como paliativo. Aunque el deseo permanecía, por lo menos dicha actividad me hacía más llevadero el asunto.
    
    Mi familia lo adoraba y a mí la suya me tenía gran aprecio. Era bastante frecuente su presencia en los eventos familiares de mi casa y la mía en los suyos. Ellos eran muy unidos y eran una familia numerosa ya que las reuniones giraban en torno a los abuelos, por lo que yo conocía a muchos de sus primos que tenían un rango de edad similar al nuestro y eran todos ellos muy simpáticos. Nuestra relación tenía muchos puntos favorables en ambas direcciones, por ello, estaba convencida de que “valía la pena esperar”.
    
    Todas las piezas estaban en su lugar y yo era feliz en ese momento y tenía grandes expectativas del futuro y de la evolución natural de nuestra relación. Pero todavía éramos muy jóvenes, recuerdo que por aquel entonces yo estaba en el último semestre de bachillerato y nos habían encargado una tarea de la materia de orientación profesiográfica. A mi equipo le había tocado investigar acerca de la medicina y sus ramas. Como la mamá de una compañera trabajaba en una clínica de especialidades, se nos facilitó tener acceso a la misma para hacer nuestra tarea.
    
    Éramos tres compañeras en el equipo y nos repartimos las especialidades para que nuestro ...
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