1. Lidia, una mujer inolvidable


    Fecha: 22/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Nunca lo había traicionado, pero gracias a los implementos sexuales lo había superado y fantaseaba mucho con los hombres. Tenía todo tipo de cosas y se masturbaba regularmente y su marido como no podía al ser impotente, solía meterle consoladores por la vagina y el ano para su satisfacción y de ahí que su imaginación era enorme y tenía todo tipo de consoladores. Verla en acción con sus juguetes me prendía mucho y solía pedirle que lo hiciera para verla y era un deleite. El instrumento que más me llamo la atención y me dio una demostración practica era uno a pilas, se lo ponía justo en el clítoris y en el ano de ahí el famoso candado, por medio de un control remoto lo activaba y como gozaba. Conté tres orgasmos en la media hora que lo uso, seguidos.
    
    Cuando murió su marido decidió recuperar el tiempo perdido y como no tenia hijos y aunque era mayor, descubrió que de igual manera los hombres estaban dispuestos a tenerla, no todos, pero habían los que estaban dispuestos. Ella disfrutaba mucho del sexo y de la comida. Los domingos para mi eran clásicos almorzar con ella y era un agrado saber que ese día que están aburrido normalmente, me juntaba con ella comíamos y teníamos sexo. La comida era abundante y muy buena. Era una delicia verla cocinar desnuda solo con un delantal con el gran trasero a la vista y me encantaba verla planchar su ropa solo con un delantal y con ese enorme trasero a la vista. Muchas veces no me resistía y mientras ella pelaba papas, yo la punteaba por detrás o le besaba el trasero. Una vez le pase el pene por el trasero mientras cocinaba y tanta fue mi excitación de verla así, que eyacule solo raspando el pene en su trasero, cuando termine ella como si nada.
    
    Una ves en los juego de roles que tanto le gustaban, ella me pidió que me pusiera pañales y que me comportara como un bebe. Literalmente me mudo como un bebe, me paso por el trasero cremita y adstringente y se dedico un buen tiempo a mi ano, me lo lamio y me lo beso por largo rato y luego me masturbo, fue increíble.
    
    Muchas veces solo nos abrazábamos y nos sobajeábamos un buen rato todos transpirados, a ella le gustaba mucho que le raspara el pene por el clítoris que esta en la parte de arriba de la vagina sin penetrarla, ella acababa de esa manera y yo eyaculaba luego en su abdomen. Una noche por ese sistema ella alcanzo varios orgasmos seguidos y luego me hacia un sexo oral maravilloso para compensar. Muchas veces le decía que se acostara desnuda en la cama con su trasero expuesto y jugaba con el por un rato largo. Era increíble verlo en toda su amplitud y de ahí viene lo del flan de vainilla, era tan blanco, suave, con sus hoyitos por la celulitis que eso se me asemejaba para mí a un gran flan de vainilla. Disfrutaba besándolo, acariciándolo, lengüeteándolo y solía terminar restregando el pene en el. A ella le gustaba sentir lo tibio del semen en su trasero y luego se lo pasaba como una crema en su entre pierna. Muchas veces mi semen al caer en su cara lo pasaba ...