1. Lidia, una mujer inolvidable


    Fecha: 22/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Lidia
    
    Tengo que reconocer que siempre me han gustado las mujeres gordas desde mi misma adolescencia y tuve enamoradas con esas características, siempre me parecieron muy sexis sus cuerpos voluminosos. Adoro los traseros grandes desde ese entonces y se podría decir que es mi fetiche. Siempre me gustaron las mujeres maduras con esas características, cuando estaba en la universidad tuve experiencias grandiosas con señoras mucho mayores que yo, sabia detectarlas y las encaraba sin problemas; no puedo decir que con todas me fue bien, pero un gran por centaje acepto y tuve experiencias grandiosas con estas mujeres que aceptaban el sexo sin contratiempos, ellas no podían creer que yo quería acostarme con ellas. Cuando me probaban les costaba dejarme ya que normalmente a mi me gusta más hacer a que me hagan.
    
    Con Lidia teníamos un relación de hacia meses y la verdad que había sido fantástico, lo que viví con ella fue una de las mejores experiencias sexuales de mi vida; aprendí mucho de lo que se en temas de sexo y de verdad me abrió un mundo total y esplendido. Cuando la conocí era un hombre de 45 años, con una vasta experiencia en el tema, pero el sexo como lo viví con ella no creo que lo vuelva a vivir nuevamente, era sin duda alguna una mujer en busca del placer total y sin restricciones y uno era solo un instrumento que ella usaba para su gozo y no me importaba en lo más mínimo. Ella tenia algo que era extraordinario, le gustaba dar placer también, era muy preocupada con uno y siempre dispuesta a realizar todas las fantasías que uno quisiese y de un humor y una alegría de vivir que reconfortaba.
    
    Lidia tenía 58 años cuando la conocí, era inteligente, independiente, con ideas interesantes sobre la sociedad y la vida, vivía una vida económicamente tranquila al parecer, nunca hablamos del tema pero se notaba que no tenía preocupaciones, eso le daba una placidez única para disfrutar. Contaba con casa propia y como ella mismo me lo decía, no podía pedirle más a la vida. Un día me comento que le hubiera gustado haber tenido hijos pero no podía y nunca pensó en adoptar. Tenía una cara simpática un poco redonda, con ojos cafés con pestañas grandes de cejas muy tupidas, boca grande de labios voluptuosos que gustaba pintar de rojo fuerte cuando tenia sexo, dientes perfectos, pómulos gorditos y una nariz normal; el conjunto de su rostro como un todo era agradable, poseía un cutis perfecto terso como la seda, muy blanco y eso se traspasaba a todo su cuerpo. No tenía ninguna cicatriz ni nada parecido, era perfecta en ese sentido y miren que la recorrí entera.
    
    Usaba una melena corta de color castaño claro al estilo de los años 30, con cuerpo con forma de guitarra, de cintura ceñida y gran trasero, sus senos al verla vestida parecían normales, pero cuando salían del sostén eran increíblemente voluminosos y caídos, tenían una aureola grande muy oscura que le cubrían casi todo el seno, pezones grandes, negros y salientes cuando se le paraban, sobresaliendo ...
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