1. Una aventura no planeada (2)


    Fecha: 22/06/2019, Categorías: Sexo Interracial Autor: alexisgolden, Fuente: TodoRelatos

    ... creo que vas a ir bien servida con el destrozo de coño que te estamos haciendo … no vamos a ponerlo peor … quizás otro día, ¿verdad?”. Asentí con la cabeza, aliviada en parte por saber que no iba a pasar por ese mal rato (más adelante, comprobé que tampoco era para tanto …) y me entregué, más dispuesta aún, a la follada de Eddy.
    
    En este punto he de decir que, después de todo aquel tiempo de pasión, Eddy no era Wilson. La pericia de éste follando una tía no era la del barbudo que ahora tenía detrás, más impetuoso y preocupado por su propio placer. Yo ya había elegido“bando”, si así se puede decir, para aquella guerra y Wilson era, iba a ser, mi macho alfa. Pero Eddy tampoco lo hacía mal, quizás no tan bien y, desde luego, sí que a mi plena satisfacción. Su metida era constante y enérgica, su agarre en mis caderas firme y poderoso, y eso me obligaba a irme hacia delante donde, qué si no, me recibía la polla del otro para mantenerme bien ocupada en la tarea. Y Eddy empezó con algo que yo no sabía que me pudiera gustar ni siquiera un poquito. De repente, me estampó un azotazo en una de las nalgas y, como yo, con la boca llena de polla, sólo emití un leve gemido, entendió que era una respuesta de placer a su acción. Por supuesto, le siguió otro azotazo a la otra nalga, otro gemidito, otro azotazo y …“Síiii, dame, cabrón, dale fuerte a la perra, …, siiiigueeee, …”. Pues nada, a la tarea que se puso. Me la metía, me echaba hacia delante y aprovechaba esa pequeña separación para estamparme un nalguetazo que no sé si me dolía o no, pero me estaba excitando muchísimo.
    
    Aquello estaba tocando a su fin, al menos para Eddy. Noté que me agarraba con más fuerza, cogiéndome del pelo y tirando de mi cabeza hacia atrás, apretando aún más cada vez que completaba la penetración, al tiempo que se endurecía su polla. Era el preludio de la corrida, pero aún tuvo tiempo para,“amablemente”, darme a elegir:“¿Dónde quiere mi perrita que le deje la leche…? ¿Tiene sed y quiere beber …? ¿O quiere que le haga un bebito negro a esta hembrota? ...” me decía, mientras no dejaba de bombearme el culo y tirar de la improvisada coleta que me había hecho con el pelo.“Córrete donde quieras, cabrón … pero bebitos ya no va a haber, de ningún color, hijodeputa, …”.“Pues prepara el coño, que te le voy a regar bien … te va a salir leche hasta por la boca, mamita …”. Dicho y hecho, empujó aún un par o tres veces más y se corrió, como había avisado, abundante y, por lo que noté después, espeso. Fueron cuatro, cinco o seis lechazos que noté como impactaban en mis paredes vaginales (hacía tiempo que no recibía una descarga como aquella), que me llegaron a lo más profundo y que, seguro, en otro tiempo me hubieran embarazado fijo.
    
    Con la verga bien atornillada aún a mi coño, sin dejar de amasar ahora mis tetas, se recostó sobre mi espalda y su peso hizo que ambos cayéramos sobre el colchón, derrotados por el esfuerzo, envueltos en sudor y con el tío lamiéndome el cuello, la cara y las ...
«12...678...11»