Una aventura no planeada (2) - Relatos Eróticos

Una aventura no planeada (2)

... completo. Fui aprendiendo sobre la marcha para conseguir que aquel pedazo de carne se acoplara bien a mi boca, aplicando una buena cantidad de saliva, de forma que ya empezaba a notar los huevos del tipo rozando mi barbilla. Eso quería decir que me la estaba tragando toda … Y la de detrás también, pero ahí todo el mérito era del negrazo que había conseguido dilatarme el coño y la vagina lo suficiente para que, a cada uno de sus empujones, su negra polla se introdujera cada vez con más facilidad. Ahí detrás sí que estaba notando claramente como las pelotas duras y poderosas de Wilson golpeaban sobre mi perineo. Toda la escena me estaba generando unas oleadas de placer inmensas. Yo estaba en la gloria, en un éxtasis que ni siquiera el lenguaje soez de los tipos consiguió atenuar:“¡Qué pedazo de guarra es la Gema, Eddy!... Se la estoy clavando entera y creo que pide más esta zorra …”, a lo que el otro replicó con algo del mismo tenor:“Pues ya has visto cómo la come … parece que necesitaba biberón la nena, ¿no? Traga bien, hasta el fondo, …, traga, puta …”. Poco podía responder yo con la boca llena de carne y sometida a los continuos empujones desde atrás de Wilson, aunque, de vez en cuando, conseguía liberarme para regalar el oído a aquellos tipos:“Sigue así, mi amor, …, sigue, sigue, métemela bien duro, cariño, … folla a esta guarra, …, soy tuya entera, ahhhh, …”.

Realmente estaba siendo un polvo delicioso, pero empezaba a notar cierto cansancio, sobre todo en las rodillas que apoyaban directamente sobre el suelo. En uno de los momentos de respiro que pude conseguir sacándome de la boca la polla de Eddy les hice una sugerencia, casi petición:“Oye, ¿y si nos vamos a la cama? Aquí me están empezando a doler las rodillas …”. No hizo falta repetirlo otra vez, Wilson se sacó el pedazo de verga de mi coño (me impactó el tiempo que estuvo sacándola, como prueba del trozo de carne que había tenido alojado dentro) y Eddy se incorporó del sofá, para cogerme en brazos y meternos hacia el interior de la habitación, dejándome caer sobre la inmensa cama que había visto al entrar. El propio Eddy se lanzó hacia mi tanga y me lo quitó sin muchos miramientos:“Yo creo que esto ya no te va a hacer falta, ¿no?”. Era obvio que no y la prenda salió volando hacia no sé dónde.“Ven, nenita, ahora te la voy a meter yo … y te voy a llevar al cielo …”. Eddy se tumbó de espaldas sobre la cama y me dijo que me pusiera encima de espaldas a él. Casi en cuclillas, me ajusté su polla y me dejé caer despacio para introducírmela hasta el fondo, facilitado por el camino que ya había dejado preparado el otro. A continuación, el tío tiró de mis hombros hacia atrás y yo tuve que colocar mis manos sobre su pecho, mientras que las piernas me quedaban a ambos lados de sus muslos. El ángulo de orientación de la penetración era ahora distinto y eso me obligaba a saltar sobre la polla del negro y a tener que hacer yo parte del esfuerzo de la follada, pero enseguida Eddy me cogió por las ...