La casera enviciada (4/4) - Relatos Eróticos

La casera enviciada (4/4)

... tendría una visión completa de mí culo... Afortunadamente, Ewan no demoró más mi tortura... Me dio diez palmadas rápidamente con mucha firmeza... Fue una palmada por cada segundo que había superado su plazo de un minuto para vestirse... Gruñí y me mordí el labio inferior para no hacer demasiado ruido, lo que podría llamar la atención de los transeúntes.

Cuando terminó, se agachó y tiró de mis pantalonetas hacia arriba, diciendo:

- “¿Estas lista para correr, ahora!?”, me dijo Ewan.

- “Sí, señor”, respondí mansamente, frotando mis nalgas inflamadas.

Antes de darme cuenta, Ewan y Anna habían salido a correr por el camino, y sin pensarlo más, corrí tras ellos... Mi casa estaba sin la alarma puesta, pero en ese momento no era mi prioridad más crítica.

Luché por seguirles el ritmo y me quedé sin aliento cuando llegamos a Skeltons Park... Afortunadamente, nos detuvimos al comienzo de la pista para correr siguiendo un circuito dentro de la reserva de vida silvestre.

Ewan se volvió para mirarme... Yo estaba inclinada hacia adelante, con las manos sobre las rodillas, aspirando aire.

- “Voy a darles a las mujeres un incentivo para ponerse en forma”, anunció Ewan audazmente.

- “¿Un incentivo?”, logré responder entre jadeos... Anna también miró con cautela a Ewan... Estaba claro que ella no era consciente de esto.

- “Sí, Lian, un incentivo... Vamos a correr un circuito de la pista... Les daré a las damas una ventaja... A las que alcance, serán castigadas”, dijo Ewan.

Me quedé impactada... Anna no estaba conmocionada por lo que dijo, sino parecía estar tranquila.

- “Está bien señoritas... Lian, dada tu vejez, la falta de condición física y el hecho de que tienes sobrepeso, puedes comenzar primero... ¿Lista?... ¡Ya!”, aplaudió Ewan como si fuese un maestro de escuela, señalando la pista.

No tuve tiempo de sentirme ofendida por los comentarios de Ewan... Partí por ese camino tan rápido como mi cuerpo envejecido, con sobrepeso, podía ir.

Había corrido por esta pista en el pasado y sabía, por las señales, que era un circuito de alrededor de 3.000 metros de terreno montañoso... Era un paseo agradable y pintoresco, pero ahora lo que debía pensar era en correr a toda velocidad.

Estaba a poco más de la mitad, y ya luchaba por seguir corriendo, cuando escuché pasos detrás de mí... Eché un vistazo por encima del hombro para ver a Anna cerca de mí... Luego, en cuestión de pocos segundos y con un rápido movimiento, me había pasado y se estaba alejando rápidamente.

Traté de perseguirla, pero no pude... Frenéticamente comencé a mirar por encima del hombro cada pocos segundos para ver si se acercaba Ewan.

Seguí corriendo a pesar de que sentía que mis pulmones iban a salir de mi pecho y con sólo unos pocos cientos de metros que me faltaban por llegar, casi comencé a creer que podría terminar antes de que Ewan me atrapara.

Eché otro vistazo rápido sobre mi hombro y para mi total consternación, Ewan estaba sólo a unos 20 metros ...