1. Hormonas coyunturales ( Saga Vidas salvajes)


    Fecha: 20/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Nexusman, Fuente: TodoRelatos

    ... tengo mi coche - dijo Inés dándose cuenta de mi incomodidad.
    
    Salimos, ya eran las 11:45 de la noche. Más que un coche lo que conducía Inés parecía un tanque: un 4x4, tenía que subir la silla para poder conducirlo. Me dijo que era comercial de una firma de productos de dotación hotelera, que temporadas solía desplazarse mucho y había estado alguna que otra vez en este municipio de " mierda". Contaba con 44 años, dejó entrever que tenía familia y me dejó claro que le interesaba poco mi vida. Lo que agradecí sobremanera y tras mirarnos nos leímos en los ojos la complicidad. Después ya vino su primer criterio de evaluación por parte de Inés.
    
    - Veo que has salido a por nota -dijo mirándome mientras conducía.
    
    - Me gusta darme algún homenaje -contesté.
    
    - Marcas terreno, la verdad es que tienes cuerpazo y vas en plan de ataque.
    
    - ¿ Tanto se me nota?
    
    - Vas a por rabo descarada y no te lo reprocho. La verdad es que también era mi intención.
    
    - ¿ Cómo está el ambiente nocturno aquí? - pregunté.
    
    - Una mierda, a la salida del municipio hay una especie de local de copas donde suelen ir la peña joven y algún motero o camionero de paso.
    
    - ¿ Has pillado algo interesante por ese tugurio?
    
    - No vengo mucho por esta zona, no está en mi radio de ventas, solo por obligación. Las veces que he salido he follado con el primero que me he encontrado. Ni tan siquiera puedes montartelo en una cama, los alrededores que colindan con el antro - aparcamiento y zona de algún matorral - son folladeros. Cada vez que he venido he tenido que montartelo...- con un movimiento de cabeza señalo el 4x4 que conducía. Incluso la última vez uno me puso perdido els asiento trasero. Tiró el condón usado encima sin atar.
    
    Eran más de las doce y media y llegamos a una explanada polvorienta donde había coches aparcados. So oía la música del antro. En la entrada había los clásicos fumadores, chicas y chicos con sus correspondientes pitillos. El suelo estaba maquetado de colillas. Balanceé mis caderas, mi energía se concentraba en tener estilo. Levanté miradas. Me sentía con esa seguridad física incostentable. Tras mía oí un cuchicheo de una de las niñatas " vaya putonas cuarentonas" o del niñato " pues yo a la alta le haría un favor".
    
    Nada más entrar vi una barra circular y las mesas estaban formadas por esa especie de sofás barateros en los laterales del bar. Sonaba música hortera moderna. El local estaba algo concurrido. Nos sentamos y pedimos consumiciones. Charlamos de cosas intrascendentes, ninguna de las dos quería más confianza. Era evidente que Inés tenía vida conyugal al igual que yo. Vi como un gordaco cuarentón me miraba desde la barra y cuchicheaba con el camarero. Vi que al menos llamaba la atención, pero había que poner más carne en el asador, ya llevábamos do mojitos y al otro lado del garito vimos como empezaron a bailar.
    
    - Vamos a ver que se cuece allí -dijo Inés sin dudarlo- aquí sentadas parecemos dos viudas en un entierro.
    
    Nos levantamos, ...
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