1. Mi amiga y yo follamos con un madurito por dinero


    Fecha: 20/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos

    ... venga lo antes posible cuando nos encule.
    
    Antes de hacerlo, tomó el botecito de lubricante anal, me puso una buena cantidad en el ano y luego en el suyo.
    
    El tipo comenzó a clavármela muy despacio, tal y como Alicia le había advertido. Emití varios gritos antes de tenerla a medio camino. Luego fue menos doloroso mientras entraba y salía muy despacio. Masturbando el clítoris llegó el placer y le pedí que acelerase. Me estuvo dando de lo lindo unos minutos, hasta que me corrí y vencida relajé el cuerpo.
    
    El tipo la sacó y se dispuso a entrar en ella. Ya estaba a punto debido a que se había estado masturbando mientras me sodomizaban.
    
    —¿No te duele? —pregunté perpleja a mi amiga, porque no mostraba signos o quejas de dolor cuando se la metía.
    
    —No es la primera de este tipo —respondió—. Hace un año me dio por el culo un negro en París, y era más gorda. Entonces, sí me dolió de lo lindo y creo que mi ano se quedó con el molde.
    
    Mientras yo trataba de imaginar cómo sería la descomunal polla del francés, Alicia gritó de gusto en el momento de correrse. El madurito prosiguió un par de minutos más. Entonces habló entre bufidos y ella le respondió.
    
    —Dice que quiere correrse en mi recto —Alicia confirmó lo que yo creí entender—. Le he dicho que no, pero tiene tantas ganas de algo extraordinario, que acepta terminar en la boca por 100 euros más.
    
    Solté varias carcajadas, alucinada con sus ocurrencias, pensando que debería dirigir el sindicato de putas y fijar los precios. A falta de esto, propuso otra idea.
    
    —Haremos una cosa, Sandra. Yo recibo la leche en la boca, pero no pienso tragarla como quiere él. Cuando termine, se la limpio con la lengua. Luego tú la coges y la chupas, ya limpia, mientras que yo aprovecho el despiste para escupir en la sábana y restregarlo. Como es blanca, igual que el semen, ya estaremos lejos cuando se dé cuenta.
    
    El alemán soltó otros dos billetes de 50 euros, sin tiempo que perder mientras se masturbaba, Alicia engulló la polla y el tipo terminó dentro de la boca. Luego actuamos como ella había previsto.
    
    Finalmente, nos vestimos apresuradamente, alegando que llegábamos tarde a una cita, y nos fuimos, dejando al madurito tumbado en la cama la mar de contento.
    
    La penúltima sorpresa, porque Alicia me daría otra por la noche, vino cuando, caminando por la calle, sacó del bolso los 400 euros y me los entregó.
    
    —¿Quieres que yo los guarde? —pregunté.
    
    —Son todos para ti —respondió.
    
    —No puedo aceptarlo —repuse—. Lo justo sería repartirlos.
    
    —No quiero que lo tomes como una ofensa, querida amiga, pero a ti te hace más falta que a mí. —Tapó mi boca con la mano antes de que yo protestara. Así continuó con su argumentación—. Sé por Nacho que has dejado el trabajo de verano por venir a este viaje. Puede que tengas otras razones; sin embargo, me emocionó que nos tuvieras en cuenta, porque en pocos días te he tomado mucho cariño y presiento que seremos buenas amigas. Ahora, voy a quitarte la mano, y te ...
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