1. Mi amiga y yo follamos con un madurito por dinero


    Fecha: 20/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos

    ... con la ropa puesta, porque se empeñó en que saliéramos así vestidas. No obstante, y dejando a un lado el ustedes, la empleada nos hizo una advertencia.
    
    —Debéis tener mucho cuidado con la minifalda, porque es de estilo patinadora muy cortita. Más que nada porque, si subís escaleras o con la más mínima ráfaga de viento, se os verá todo.
    
    —Esto no es problema —dijo Alicia—. Llevando tanga, enseñaremos el culo en todo su esplendor, y para eso lo tenemos de escándalo, para escandalizar —añadió con tono pícaro.
    
    La empleada sonrió, dando la razón a mi amiga tras darnos un repaso visual.
    
    —Si miras hacia atrás —me dijo Alicia—, verás como nos mira. Esta, fijo que es lesbiana.
    
    Giré la cabeza cuando salíamos cogidas de la mano por la puerta, y efectivamente era así. Ella debió pensar lo mismo de nosotras.
    
    Paseando de la mano por la calle, en dirección al paseo de la playa, la gente se giraba al cruzarse con nosotras, especialmente varones de todas las edades. Pensé que no se debía a la ropa en sí, sino al contraste.
    
    En la playa nos sentamos en una terraza repleta de gente joven, con un alto porcentaje de féminas con cuerpos esculturales. Pedimos un Martini blanco con mucho hielo para cada una y Alicia me sorprendió.
    
    —Este es un buen sitio para lo que buscamos —afirmó mientras tomaba un buen trago.
    
    Antes de que yo preguntara, porque no buscaba nada concreto, ella desvió la atención.
    
    —¿Te gusta aquel tipo? —Señaló a un hombre cercano a los cincuenta años con pinta de extranjero.
    
    —De cara está bien. De cuerpo, un poco fondón, pero tiene un apaño —respondí recorriendo su anatomía con los ojos.
    
    Alicia quedó pensativa, haciendo lo mismo que yo.
    
    —¿Quieres que nos lo follemos entre las dos? —preguntó con una expresión maliciosa que me dio miedo.
    
    —Está bueno, a pesar de la edad, pero tanto como para eso, no sé yo —respondí echa un manojo de nervios.
    
    Alicia, que no precisaba más información por mi parte, se levantó y fue a sentarse con él. Hablaron animadamente durante unos diez minutos. Ella más que él, tomándose ciertas libertades propias de una fulana. La última me dejó boquiabierta, cuando le puso la mano en el paquete, justo antes de levantase y volver conmigo. La interrogué al respecto cuando estuvo sentada a mi lado y ella, con todo el descaro del mundo, respondió:
    
    —Es alemán en viaje de negocios y se aloja en un hotel cercano. Tengo un alto nivel de inglés y así nos hemos entendido. Está casado y tiene 52 años. Le he dicho que nos parece muy atractivo y que nos gustaría follar las dos con él.
    
    —Se te ha ido la cabeza, Alicia. Definitivamente se te ha ido —dije sin dar crédito a lo que escuchaba—. Pero, ya que estamos, ¿qué te ha dicho?
    
    Es cierto que estaba perpleja, pero me corroía la curiosidad.
    
    —Este es de los fáciles —respondió—, porque se sienta aquí para fantasear con las jovencitas, sabiendo que no tiene posibilidades. Aun así, me ha costado convencerle de que era cierto. Le he asegurado que no ...
«1234...7»