1. Mi amiga y yo follamos con un madurito por dinero


    Fecha: 20/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos

    ... prefiere casados y maduritos, porque sus esposas no les permiten ciertas perversiones.
    
    —Tenemos que darle un descansito, no sea que perdamos al paciente —dijo Alicia bromeando—. Nos podemos colocar como estoy yo, demorándonos lo necesario, para que alterne entre las dos.
    
    Ella propuso la idea al hombre y aceptó encantado.
    
    Las dos nos colocamos juntas a cuatro, con las rodillas en el borde y los muslos semiabiertos, contorneándonos y gimiendo como dos verdaderas guarras. Yo fui la primera en recibirle, después de que me lamiera el coño varias veces. Le tomé la polla con la mano, forzando el brazo hacia atrás, pasé el capullo por toda la raja un par de veces, lo puse en la entrada y reculé para ensartármela yo misma.
    
    —Vamos, campeón, fóllame —le dije en inglés. Esto era fácil para mí.
    
    Retiré la mano, comenzó a penetrarme y mis gemidos de gusto no tardaron. Yo reculaba al tiempo que él embestía, subiendo y bajando levemente el culo, una y otra vez hasta que me vino el orgasmo, antes de lo que es habitual en mí.
    
    Alicia repitió mi gesto cuando fue su turno. Propuso dirigirle la polla cada vez que nos tocara, como un modo extra de frenar el ímpetu del madurito. De este modo seguía en forma después de cinco rondas en unos diez minutos.
    
    Nuevamente volvieron a hablar en inglés. No lo entendí todo, pero Alicia rellenó mis lagunas.
    
    —Quiere que yo me ponga en la postura del misionero y tú a cuatro por encima de mí. Entiendo que pretende follarnos por turnos teniéndonos bien a tiro.
    
    Yo quedé abierta de piernas con el culo en el borde de la cama. Entonces, sin esperar a que ella se colocara encima de mí, el tipo me la metió de un empujón y comenzó a follarme con energía. Alicia se sentó a horcajadas sobre mi vientre, mientras el otro me jodía bien jodida, no más de un minuto. Hizo lo mismo con ella, que arqueaba la espalda y me ponía los pezones para que se los chupara y mordiese.
    
    —No veo la hora de contarle esto a mi maridito esta noche —dijo Alicia fuera de sí.
    
    —Eres una auténtica zorra —añadí cuando me vi de nuevo atravesada por la polla morcillona—. Me obligas a contárselo a Nacho, porque Leo no se lo callará.
    
    En un momento dado, Alicia introdujo la mano entre su vientre y el mío y comenzó a masturbarse. Entonces rogó al otro que se la metiera. Él obedeció al instante.
    
    Después de un ratito dándose y recibiendo placer, continuó la conversación.
    
    —Mejor que sea así, mi tierna putilla. Ya verás lo satisfechas que nos dejan, porque con este no tendré suficiente porrrr hoy —añadió cuando se corría y juraba en arameo.
    
    —Imagino la escena —dije y besé sus labios para celebrar su orgasmo.
    
    —Quiero otro —exigió Alicia como una niña caprichosa—. Ahora que estoy exhausta, el ano se relaja y entrará mejor la polla. No tardaré mucho cuando me dé por el culo.
    
    Alicia y el germano conversaron por enésima vez y el otro acató encantado.
    
    —Voy a ponerme igual que tú —propuso ella—. De este modo, podremos masturbarnos para que ...
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