1. La historia de Ángel, solo era un muchacho (10)


    Fecha: 19/06/2019, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... no se encuentran los que tu conoces. Eduardo, don Manuel, el abuelo de Oriol y los doctores Salvatierra intentan controlarlos, no siempre lo consiguen pero son diferentes, buscan el placer sin causar daño, esto es como una religión donde hay miembros que sobrepasan los cánones, se saltan las normas establecidas y que se complica por los intereses económicos. -dejó de hablar dando por concluida la explicación y comenzó a ayudarme con la ropa.
    
    -¿Habrá más gente en la casa?
    
    -Seguramente sí, tendrán algún invitado pero yo estaré a tu lado, no debes tener miedo. -aquello apaciguó mi inquietud hasta cierto punto.
    
    Me había puesto un pantalón pitillo de tela vaquera con una camisa a cuadros blancos y rosas, zapatillas de lona sin calcetines y una especie de poncho abierto. Me perfumé a toda prisa y fuimos a buscar a Eduardo.
    
    Eduardo me miró satisfecho cuando nos vio en la puerta de su habitación, no dijo nada pero al salir me sujetó pasándome un brazo por los hombros en actitud protectora, entendí que se daba cuenta de mi nerviosismo sin que se lo dijera.
    
    El coche nos esperaba al pie de la escalera, y Damián tieso como un disciplinado soldado, esperaba que entráramos en él. Unos minutos después escuchaba el golpe de la puerta de hierro cerrándose a nuestras espaldas.
    
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    Recorrer la distancia entre la casa de Eduardo y la de don Manuel, nos llevó una media hora, miraba a menudo el reloj de pulsera que me compró Ana y Pablo sentado a mi lado me apretaba el muslo infundiéndome confianza. Sentado enfrente Eduardo nos observaba.
    
    La casa de don Manuel me pareció aun mayor que la de Eduardo, y el parque realmente lo era, una larga avenida con robles plantados en los laterales, nos guiaba hasta las escalinatas de aquella casa que más parecía un palacio. No había otros vehículos aparcados allí, pero antes de entrar en la casa pude observar como Damian se llevaba el coche apartándolo del lugar.
    
    Entramos en un enorme hall y de allí a un salón decorado ostentosamente pero con poco mobiliario, allí dos criados recogieron el bastón que portaba Eduardo.
    
    -El señor le espera. -uno de ellos se dirigía a Eduardo.
    
    -Pablo, lleva a Ángel con los otros chicos. -me besó la mejilla y siguió al criado.
    
    -!Sígueme¡ No te entretengas. -me había quedado absorto mirando el gran salón, con la escalera lateral que llevaba a la segunda planta de la casa, y no me di cuenta de que el otro criado avanzaba hacía una puerta cercana a la que se dirigía Eduardo.
    
    Pablo me sujetó de la mano y tiró de mi llevándome. Anduvimos por un pasillo y el criado se detuvo ante una de las últimas puertas, la abrió y entramos, luego la cerró dejándonos dentro.
    
    Era una sala pequeña, con puertas de armario en dos de sus paredes, otra era un enorme ventanal que ocupaba todo el frente y podía verse el frondoso verde de las plantas del jardín. En el centro tenían un sofá circular y una mesa baja redonda, estaban sentados tres muchachos y jugaban entre alegres ...