1. Mi suegro y mi cuñado me follan sin cuidado


    Fecha: 17/06/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... levantarse del sofá, mi cuñado se acercó a mí, posó sus manos sobre mis hombros y me preguntó si quería beber algo. Le pedí un vaso de agua fresca y me respondió con una caricia en el brazo. Eran gestos que no me hubiesen incomodado de no saber el tipo de persona que era. Cuando la clase llegaba a su fin, se sentó a mi lado y me colocó una mano en el muslo.
    
    - Eva, ya está bien porhoy, puedes ir a tu casa.
    
    - Sí, va a ser lo mejor.
    
    - Quiero que sepas que te estoy muy agradecido.
    
    - No es nada, lo hago por el niño. La semana que viene las dos últimas clases.
    
    - Va a ser una pena no tenerte por aquí, nos alegras la vista.
    
    Después me acompañó hasta la puerta, llegando a agarrarme por la cintura y fingiendo descaradamente un tropiezo para colocar su paquete en todo mi culo. Se disculpó de inmediato, pero yo me fui de allí sin despedirme. Sería muy difícil explicar lo que sentí, solo sé que me gustó.
    
    Cristóbal, además de ser un crápula y un gañán, entre otras muchas cosas, era el hermano de mi marido, pero, a su modo, ya había mostrado más interés en mí en una tarde, que Enrique en muchos meses. No podía evitar sentir una ligera excitación al volver a sentirme deseada. Su miembro viril contra mi trasero había despertado unas ganas que creía dormidas.
    
    Llegué a casa dispuesta a satisfacer mis renovadas necesidades con mi marido, pero no estaba por la labor. Le quedaban tres horas para irse a trabajar y le puse mi cuerpo en bandeja de plata, pero prefirió seguir durmiendo. Años atrás, me hubiera arrancado la ropa para después hacerme un traje de saliva y posteriormente follarme de forma salvaje. Era lo que necesitaba en ese momento, lo que me merecía.
    
    La quinta clase fue muy similar a la cuarta. Mi cuñado no desaprovechaba ninguna oportunidad para rozar mi piel, para piropearme. Yo había desabrochado un par de botones extra de mi camisa, mostrando mi escote en todo su esplendor, deseosa de recibir sus halagos, de volver a tener esa sensación de deseo por su parte. A la hora de irme, no volvió a frotarme sus partes íntimas, pero tampoco se tomó la molestia de disimular mientras me miraba las tetas con todo el descaro del mundo.
    
    Ya solo quedaba una clase y no podía evitar sentir cierta tristeza al pensar que después de eso, volvería a una vida en la que mis encantos pasaban inadvertidos. Iba a ser muy difícil que mi matrimonio sobreviviera al verano en esa situación. Necesitaba sexo y seguía dispuesta a que mi marido fuera el primer candidato para proporcionármelo, pero si no era así, lo tendría que buscar fuera de casa. Cuando pensaba en ese hipotético amante desconocido, no podía evitar ponerle la cara de Cristóbal.
    
    La tarde de la sexta y última clase me deparaba una sorpresa muy grande, o más bien dos. Cuando llegué a la casa, no había rastro del niño por ninguna parte, solo estaban mi cuñado y mi suegro.
    
    - ¿Dónde está tu hijo?
    
    - Está en el cumple de un amiguito.
    
    - Cristóbal, podrías haberme avisado.
    
    - Ya, pero ...