1. Las refugiadas 3 - Ama y puta


    Fecha: 19/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... puta. Tu dinero por follar esta noche.
    
    Ella se agachó hasta su mano y tomó el billete con la boca. Vino hasta mí y me lo entregó llevado su boca hasta mi mano. Lo cogí y ella meneó el culo. Todos los que estaba en el bar aplaudieron. Aunque habíamos quedado en que si se pasaba mucho ella diría «fresa» y yo la pararía lo cierto es que pese a lo mucho que la maltrató y la golpeó ella no lo pronunció. Yo deseé pararla un par de veces, pero Sara callaba y la única vez que hice amago de intervenir ella negó con la cabeza. Al amanecer nos daba otras cinco mil y nos tiraba a la calle en uno de los barrios más caros de la ciudad. Poco después pasaba un autobús y lo tomamos sin mirar.
    
    Pese a que llevaba el cuerpo lleno de morados ese lunes le quité la ropa en gimnasia y me la llevé a casa. Pensé en hacerlo el miércoles, que yo estaría en su casa para verla llegar, pero al final decidí que no porque quedaría raro, incluso para sus padres, que llegase yo y no ella . Y más que luego llegara desnuda si la veían. Al día siguiente me lo contó mientras se corría en mi boca realizando un sesenta y nueve. Una vez tras otra conforme lo rememoraba se excitaba y se corría sin que mi lengua hiciese prácticamente nada. Destacó que al llegar a casa cayó en que no llevaba llaves y tuvo que llamar. La abrió su padre que no hizo ningún comentario por llegar ella desnuda, llena de moratones de golpes y latigazos y con varios escritos de rotulador con la palabra «puta» en vientre y culo. Pero como ya te dije ni la miró.
    
    Si bien yo la dominaba en casi todos los aspectos de su vida había uno en el que Sara llevaba la batuta: los estudios. Antes de poder follar había que tener las tareas hechas. Incluso los días que la cedía de puta a alguna de mis antiguos ligues, en algunos casos sin estar yo y en otros en plan trio u orgia. También en algún caso intervinieron varones, dudé pero ella lo aceptó. Era yo la que tenía que llamar en los casos en que se cancelaba alguna de las sesiones. Tampoco fueron tantas: doce ocasiones en treinta semanas o más bien en treinta y un fines de semana. Tan estricta que cuando acabó el curso (que seguimos intercambiando los trabajos) yo tenía todo sobresalientes, algunos notables con la media del desastre de mi primera evaluación pero ella, es decir mis trabajos y exámenes, acabó el curso con todas las asignaturas notables salvo dos sobresalientes. Lo que le dio una buena media de notable en la mayoría y solo un bien, con el desastre de mi segunda evaluación.
    
    El verano la eché mucho de menos el mes que nos fuimos a Alicante, pero no podía llevarla conmigo, entre otras cosas porque en el coche íbamos al completo, con mi hermana mayor , su marido y su bebe, se cumplían las nueve plazas. Y además el apartamento solo tenía dos habitaciones, además de la cocina y los baños: la de mis padres y la de las chicas. Los chicos dormían en el sofá cama del salón comedor. Incluso mi cuñado. Pero el resto del verano creo que lo pasé viviendo en su casa ...
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