1. Mi irreconocible esposa


    Fecha: 15/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: Eric, Fuente: TodoRelatos

    Hola de nuevo. Hoy os traigo mi segundo relato, animado por los comentarios recibidos, donde tras un cumpleaños, pasa algo que creí que nunca sería posible, aunque alguna vez había fantaseado...
    
    Soy Eric. Vivo en el norte de España y tengo 38 años.
    
    Mi mujer es Belén, una rubia de ojos azules de 1.67 con quien el sexo se ha convertido en algo casi inexistente... Es cierto que nunca hemos sido la pareja más compatible del mundo en la cama, pero con el tiempo, el sexo ha acabado desapareciendo de nuestra relación. Poco más de alguna salida sin niños, boda o similar, donde mi mujer bebe. Ese día tengo claro que toca y además, es cuando más se deshinibe y disfrutamos en la cama.
    
    Yo soy más abierto, más morboso y por supuesto mucho mas activo sexualmente, aunque en ocasiones tenga que buscarlo fuera de casa con amigas puntuales.
    
    Esta historia comienza un fin de semana donde dejamos a nuestros hijos en casa de unos familiares para irnos a la fiesta de cumpleaños de una amiga.
    
    Un cumpleaños que se celebraba en el bar de otro amigo, que lo cerraba para nosotros, donde cenariamos y tomaríamos unas copas.
    
    Salimos de casa decididos a pasarlo bien.
    
    Llegamos al bar donde nos habían citado y comenzamos a picotear algo a modo de cena. Estábamos de pie, por lo que continuamente te movias y charlaba con unos y otros.
    
    Fué pasando la noche y me fijé en que mi mujer, charlaba y se reía mucho con un conocido, que junto a su mujer resultaron ser amigos de la cumpleañera.
    
    Nos conocíamos de muy poco, ya que nuestras hijas acudían a la misma academia de inglés.
    
    Su mujer era Eva. La típica tía que no es guapa pero si llamativa. Morena, delgada, 1.65, media melena, con un culo bien puesto y con unas tetas pequeñas, bastante pequeñas.
    
    La verdad es que más que llamativa era morbosa y a veces su vestimenta era un poco poligonera.
    
    Él era Carlos. Un tío alto de 1.85 aproximadamente. Delgado pero fibrado, moreno y de barbita muy corta y arreglada. Me atrevería a decir que nos dábamos un aire sino fuera por su altura, ya que yo paso un par de centímetros del 1.70.
    
    He de reconocer que me parecia un tío guapo, o al menos atractivo, aunque a mi no me gustasen los tios.
    
    Fueron pasando las horas y las copas comenzaron a caer. El nuevo amigo de mi mujer, las tragaba a buen ritmo, pero me fijé en que tanto él como su mujer pasaban por los servicios más veces de las estrictamente necesarias...
    
    Eso me hacia entender el ritmo de alcohol que marcaban.
    
    Lo que más me llamó la atención y me llegó a poner un poco celoso, fue la sonrisa y la mirada de mi mujer cuando estaba con él. Yo conocía esa mirada. Una mirada que decía "este tío me gusta. Como me pone este tio". Con unos ojos vidriosos y una sonrisa desmedida.
    
    Hacía mucho tiempo que no veía ese gesto en su cara, que se fue haciendo más evidente con el paso de la noche y las copas.
    
    En un momento dado Eva se acercó a donde yo estaba. Le pasé el brazo por encima como si fuésemos amigos de ...
«1234...7»