1. Lo difícil de la adolescencia – 1ra parte


    Fecha: 15/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Liluska Hetcher, Fuente: TodoRelatos

    Si bien esta historia no me pertenece, me pareció digna de comentar en este espacio.
    
    Todo comenzó un día de gimnasio, cuando después de nuestra rutina, durante un refresco surgió el tema de conversación sobre el sexo con mi vecina.
    
    Mi nombre es Liluska y tengo casi sesenta años. Estoy casada y con mi esposo hemos tenido la experiencia de algunos tríos, que he relatado aquí.
    
    Mi vecina se llama Pamela y tiene 36 años, está divorciada y tiene un hijo de 15 años; ellos viven a un par de casas de nuestro hogar.
    
    Cabe aclarar que poseo el permiso de ella para realizar este relato; ya que ella me manifestó no tener la habilidad para hacerlo, si bien también lee algunos de la categoría “amor filial”.
    
    Aprovecho la oportunidad, para prestarle ayuda a aquel/lla que tenga una experiencia, desee relatarla y no encuentre la forma de hacerlo; sólo debe escribirme aliluska2012@gmail.com que lo ayudaría con gusto.
    
    Como decía al comienzo, ambas estábamos tomando un refresco después de nuestra rutina de gimnasia, para mantenernos amigables con el espejo; cuando de repente Pamela me sorprendió con una pregunta:
    
    Pamela: A tu edad aún eres activa sexualmente ¿verdad?
    
    Yo abrí mis ojos como el dos de oro, ante la sorpresa.
    
    Pamela: ¡Uy! Perdón por el atrevimiento; tiene que ver con una preocupación que tengo.
    
    Liluska: Sí. Por supuesto; con mi esposo somos muy sexuales; de hecho, hemos hecho algunas travesuras.
    
    Ambas nos reímos, estimo para relajarnos y poder hablar al respecto.
    
    Lisluska: Pero contame, que te preocupa.
    
    Pamela: ¡Uy! Ahora me da vergüenza a mí.
    
    Evidentemente algo la preocupaba, porque la conversación comenzó con escarceos.
    
    Comenzó comentándome que hacía cinco años, su esposo la abandonó por una más joven; por lo que tuvo que hacerse cargo de todo.
    
    Quedó con su estima por el piso y tuvo que comenzar a trabajar, algo que no había hecho nunca. Esta situación hizo que se olvidara de ella, prestara atención a su hijo de once años por entonces, principalmente observando las secuelas del abandono del padre; lo cual, observó en los dos primeros años, por una notable baja del rendimiento escolar de su hijo.
    
    Ella me comentó que incluso asumía la culpa de ese abandono; pero, con el correr del tiempo, logró que su hijo se recuperara poco a poco, convirtiéndose en padre y madre.
    
    Esta simbiosis con su hijo, provocó que abandonara la idea de rehacer su vida amorosa; ya que, su hijo reaccionaba muy mal, con escenas de celos, cuando ella pretendía presentarle alguna oportunidad de formar pareja.
    
    Pamela: Hasta tuve miedo de perder mi apetito sexual.
    
    Liluska: ¿Lo resolviste?
    
    Pamela: No lo sé.
    
    Liluska: ¿Cómo no lo sabes?
    
    Pamela: Veras. Terminé refugiándome en la masturbación.
    
    Liluska: ¿Qué tiene de malo eso? De hecho, a pesar de estar bien con mi esposo, de vez en cuando me masturbo. Es más, tengo un vibrador que me da mucho placer.
    
    Pamela: Sí, yo también tengo uno.
    
    Liluska: ¿Y entonces?
    
    Pamela: ...
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