El ascenso del Súcubo 4 - Relatos Eróticos

El ascenso del Súcubo 4

... lo estaría.

–No he ganado poderes, los he perdido por otros. Ese es el problema.

–¿Te sientes indefensa?

–Va a pasar un buen tiempo hasta que pueda estudiar si valen más las pérdidas que las ganancias.

–No tienes "buen tiempo". Tienes que elegir.

Era mi primera vez poseyendo estos poderes, pero puse todo mi esfuerzo como arcana experimentada en descifrar su alcance. Y pronto me vi sobrevolando el bosque. Incluso podía ver el pueblo cercano. Solté al pájaro y volví a la realidad. Mis poderes tenían potencial, pero iba a llevar tiempo, verles su verdadero uso. Livis se adelantó de nuevo, forzando mi elección, esta vez me acorraló contra la pared y me quitó la bata, desnudando mi cuerpo. Lo primero que hizo fue agarrar mi cuello con una mano y besarme.

–¿Sabes que adoro ser un súcubo?–preguntó Livis–El momento del sexo, nuestras mentes no piensan con claridad, nuestros pensamientos se llenan de sexo.

Ni tan siquiera era capaz del esfuerzo psicológico de traer un pensamiento a mi mente, solo me venía a la mente el sexo más placentero. De ser uno de los seres más inteligentes, poderosos y astutos a pensar solo en sexo, me ponía cachonda la mera idea del sexo desenfrenado. Me encantaba ser un súcubo, la naturaleza hedonista de los súcubos era asombrosa, por decir algo.

–Vamos.

Fuimos directas a la cama, donde nos seguimos besando y dándonos el lote. Salté directo a su polla, sin antes molestarme en los preliminares.

–En mi época, Vill y yo hacíamos un estupendo equipo, hoy en día no necesito a nadie para esclavizar y corromper.

Mientras ella hablaba, yo cabalgaba su polla. Ella posó sus manos sobre mis caderas. Y me entregué al placer, su polla. La sentía abriéndose paso en mi interior,entraba y salía de mí. Ser un súcubo era lo mejor que me había pasado en el mundo,

–Sigue cabalgando mi polla, tu mente solo tiene cabida para una buena polla. Solo vives

para esto.

Ya no tenía ningún tipo de preocupación, nada más que llegar al orgasmo. En ese momento, cambiamos de cuerpo y ella pasó al mío. Sin avisar yo tenía su cuerpo, y me tenía a mi cabalgando. Nunca iba a llegar a acostumbrarme a su poderosa capacidad. Quedaría como una narcisista si digo que me fascinaba ver mi cuerpo cabalgarme. Ver mi cuerpo desnudo moverse con pasión, contemplar mis grandes alas, y mis pechos moverse.

–Tú ganas, me has corrompido.–dije en su cuerpo.–Y ahora estoy enamorada de mí misma.

–Las súcubos estamos profundamente enamoradas de nosotras mismas por naturaleza.–volví a mi cuerpo y seguí cabalgando su polla con éxtasis.–Y deja de hablar en esos términos. Nadie pierde, todas ganamos.

Dijo antes de correrse sin previo aviso en mi interior y ofreciéndome un orgasmo divino.

–Perderías, si no tuvieras poderes. Pero eres una nueva reina súcubo, Capa Sombría querrá hablar contigo cuando llegue el momento.

–¿Tendré que renunciar a mi identidad?

–Eso está por ver, pero nadie de mi culto fálico personal ha perdido ante mi ...