1. Vero, ejecutiva malagueña hambrienta. 2.


    Fecha: 09/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: MaduroPorAndalucia, Fuente: TodoRelatos

    ... los dos descalzos, digamos que por medida mi pene se salía muchas veces de ella, por lo que agarrando de sus muslos, la hice que entrelazara sus piernas alrededor mío, y os juro que no es el peso de la mujer, es que esta postura es muy complicada, sobre todo si hay liquido en el suelo, tras un squirting, ni os cuento el equilibrio que hay que tener para no resbalarse y follar, los videos o películas porno exageran mucho, ya os lo digo, por eso, en cuanto quise follarla así, un pie mío dio un ligero resbalón, y la deje a ella que se sentará al borde de la mesa. Si no llega a estar esa mesa justo ahí, la ostia que me hubiera metido yo contra el suelo con ella encima hubiera sido de rotura de algún hueso de cadera. Así que, me salí de ella. Le pregunte por alguna toalla o papel de celulosa y seque completamente todo el suelo en donde estaba manchado por su líquido. Seque las plantas de mis pies. Y ella, digamos que no se movió apenas, se quedó mirando lo que hacía. Cuando acabé de limpiar todo, como seguía empalmado, pues se la metí de nuevo. Estuve follando su coño hasta que se corrió un par de veces más, y se la saqué para que me la limpiará con su boca y garganta.
    
    Que a gusto se quedó esta mujer. Yo también, claro, jejeje.
    
    Imaginar que, si entré en ese despacho a las siete y media de la tarde, no estaba aún anocheciendo, cuando quise darme cuenta de que hora era, porque veía por una de las ventanas de su despacho que dan a la calle, que ya era de noche, pues quise mirar en qué hora estábamos, y cuando ella me dijo donde tenía un reloj de pared cerca de la puerta de entrada a su despacho, no me lo podía creer. Eran las nueve y cuarenta de la noche.
    
    Pues va a ser verdad que los maduros nos tomamos nuestro tiempo cuando follamos, porque ella también se sorprendió de dicha hora. Incluso pensamos ambos que estaría mal, y miramos en nuestros teléfonos móviles la hora. Eran las nueve y cuarenta de la noche. Y yo solo me había corrido una vez. O yo tardo mucho o esta mujer sabe alargar los buenos polvos. Así que, como no tenía pensado en quedarme a dormir y volver en el último tren que salía casualmente a las diez de la noche, o yo me iba como una bala cuando sale de un fusil, rápido y veloz a la estación para tomar ese tren último, o tenía que mirar algún hotel en dicha ciudad para quedarme a dormir.
    
    ¿Qué opciones había?
    
    No conocía la ciudad (yo vivo en una población malagueña, pero apenas por no decir, nada conozco la ciudad, si he tenido que ir alguna vez ha sido acompañado o por trámites legales, pero no conozco nada de nada de dicha ciudad, aunque lo parezca en la historia), ella sí.
    
    No sabía si habría habitaciones libres, estamos en pleno mes de Julio, en verano, suelen tener los hoteles completos.
    
    Tampoco me había traído ropa interior limpia para pasar una noche.
    
    Tampoco sabía dónde cenar, no conocía nada.
    
    Vero me dijo que conocía varios sitios donde cenar.
    
    También tenía disponibilidad de llevarse a quien quisiera a ...
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