1. Vero, ejecutiva malagueña hambrienta. 2.


    Fecha: 09/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: MaduroPorAndalucia, Fuente: TodoRelatos

    ... pelo.
    
    Me indica que me tumbe en todo lo largo de la mesa, boca arriba.
    
    Se sube encima de mí.
    
    Todo esto sin dejar de mirarnos a los ojos.
    
    Se queda a horcajadas de mi estaca, porque ya es una estaca mi polla.
    
    Con un control del equilibrio, sin zapatos ya, para no rayar la mesa, junta sus pies a mi cuerpo, mejor dicho, a mi cadera.
    
    Sin usar sus manos y dejando a escaso milímetro mi capullo de sus labios, empieza como un vaivén desde su clítoris hasta su ano. Lento y sensual.
    
    Yo le miro a los ojos y siento a veces como rozamos piel con piel, es inevitable.
    
    Sigue ella con ese baile sensual a la vez que mortal porque uno desea que ella se siente y clave mi polla en toda su vagina. Y ella desea que desee eso, pero sigue moviendo su cadera para además de lubricar mi capullo, desear más que esta zorra madura ejecutiva se clave de una vez por todas.
    
    Y cuando acerca su boca a la mía, mientras tumba o inclina su cuerpo, entonces siento como entra su lengua en mi boca y mi polla en su coño. Tiene controlado esta acción y está claro que no es la primera vez que lo hace.
    
    Sigo sintiendo como entra o, mejor dicho, como se clava ella lentamente.
    
    Noto como sus glúteos se posan en el principio de mis muslos.
    
    Incluso noto como de su garganta sale un gemido de placer que trago yo en mi garganta, haciendo incluso también que salga un gemido mío tras recibir dicho placer.
    
    Mis manos quieren tocar todo su cuerpo, tetas, cadera, espalda, culo, toda ella, pero solo se quedan acariciando sus muslos que es lo que me permite por su postura de piernas.
    
    Y sin dejar de besarme, sube y baja su culo rápidamente, tan rápido que no sé si me esta ella follando, me está haciendo una paja o simplemente está haciendo sentadillas o sentones. Pero lo que sí sé es que una mujer madura, está cabalgando mientras me besa y todo encima de la mesa de su despacho. Sinceramente me da igual lo que haga, porque me gusta que una mujer disfrute del hombre al que ha decidido hacer realidad su fantasía.
    
    El tratamiento que está realizando a mi pene pronto tiene recompensa, sobre todo en ella, que cada vez que tiene un orgasmo, se sienta y se queda quieta, haciendo que yo sienta todas las vibraciones de su vagina y notando como le tiembla el cuerpo al estar pegados.
    
    Entonces cuando consigo que su boca se separé de la mía, le hago una pregunta que no haría falta hacerla, pero yo la hago porque me da la real gana:
    
    — ¿Te has quedado satisfecha?
    
    Esta pregunta realmente no hace falta decirla, porque si una mujer no está satisfecha tras correrse, digamos que tendríamos un gran problema de conocimiento de cuerpo humano. Pero eso no quita para mirar la cara de relajación que se le queda a una mujer cuando su cuerpo experimenta dicha satisfacción interna, es todo un poema ver esa cara, sobre todo cuando todavía está temblando parte de su interior, e intenta responderte medio sonriendo, medio respirando y medio recuperando la compostura.
    
    Por eso en cuanto ...
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