1. Violeta 5


    Fecha: 19/03/2019, Categorías: Incesto Autor: Gomarana, Fuente: SexoSinTabues30

    ... inundada de erotismo; la de Violeta un negro acantilado, oscuro y profundo que me llevaba directo a la perversión. Yo podía ser el dominante ese día, pero estas dos mujeres dictaban todas mis voluntades. En el aceite había un adaptador para lubricar más adentro, lo introduje lo más que se podía e hice presión para aplicar abundantemente, me puse un poco más en mi pene y empecé a hacer círculos con la punta empujando un poco más cada vez. Isa dejo de chupar a su madre y le enterró las uñas en los muslos cundo sintió entrar mi glande; abrió la boca dejando salir un suspiro que raspaba con el aire su garganta. Empujé hacia adentro, metiendo más de la mitad del pene. Aún con el lubricante, la sensación de estrechez era imponente. Parecía como si con un puño cerrado me estrangulara todo el falo. La ignición de un fuego tomo por sorpresa mi pecho, generando una sensación de placer como nunca antes sentí. Violeta regresó a montar la cara de su mamá con más fuerza. Esto me motivó a entrar del todo en Isa, que al sentirme dentro, dio un grito de dolor, giró la cabeza para verme y con ojos vidriosos me dijo:
    
    – Mi Amo, ya no me importa nada, seré tuya para siempre.
    
    Si lo hubiera pensado mejor en ese momento, tal vez me hubiera dado cuenta a lo que se refería, pero en esa situación mis pensamientos vagaban entre sudores y jadeos. Su entrega a pesar del dolor que le infringía desató en mí, una furia por destrozarla. El amo dominante que habitaba en mí, despertó por completo. Las embestidas que siguieron, fueron salvajes.
    
    – ¡Aaah, auuh…! ¡Duele…!
    
    – ¡Umh, umh! ¡Y va a doler más!
    
    – ¡Aaahh, auuh…! ¡No importa! ¡Sigue, sigue!
    
    – ¡Cállate ya! ¡Sólo puedes gemir y chillar, como la perra que eres!
    
    – ¡Ay, ay, ah, ah, ah, ah!
    
    Las olas de excitación que envolvían el calabozo, eran más densas con cada embestida, Violeta tuvo un orgasmo en la cara de su madre que casi la ahoga. Trinidad desesperada, luchaba para seguir masturbarse con la boca de Isabela que en ese momento se había olvidado de darle placer a su mamá. Violeta recuperando el aire notó esto y se desenterró el dildo, para ir directo al sexo de mi suegra succionando violentamente su clítoris. Trinidad ahora se retorcía de placer, enmudecida por el dildo que ella misma había elegido. Una de sus hijas le comía el sexo, la otra le sangraba los muslos con las uñas, recibiendo mis embates. Sinceramente tenía ganas de escucharla gemir y disfracé mi deseo con una orden:
    
    – Violeta, quítale el dildo para escucharla.
    
    – Sí, Mi Amo. – respondió Violeta dejando atrás el clítoris al rojo vivo, coronando la vulva de su madre. Fue a desabrochar los cordones, sacando el dildo del fondo de su garganta y regresando rápidamente a degustar su vulva. La hija de migrantes eslavos tosió un poco, escupiendo un denso cuajo de saliva, para inmediatamente después, comenzar a gemir en una mezcla entre dolor y placer que le producían sus niñas. Miré la espalda de Isa, su musculatura se contraía con cada avance ...
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