1. Intimidad compartida


    Fecha: 08/06/2019, Categorías: Intercambios Autor: Bennasar, Fuente: TodoRelatos

    ... estoy caliente.
    
    Ana se bajó sus pantalones junto a las bragas y pasé una mano a acariciar, todavía algo distraído por estar bajo el influjo de la otra pareja, luego mis caricias fueron adquiriendo su valor propio olvidando a María, su vello púbico era más suave y escaso que el de María, casi de adolescente, acaricié, por supuesto, toda la vulva que se iba humedeciendo, me deleité y me concentré en ella. Mi polla reaccionó tanto a lo que había visto hacer a María como a la persona de Ana. Era tan gustoso sentir la intimidad de su clítoris como provocarla placer. Ana estaba muy excitada. Escuché y vi que María estaba teniendo un orgasmo con la polla de Pablo dentro de su vagina y sacudía su pelvis con las contracciones que nunca había visto desde afuera, mi consuelo es que es de orgasmo fácil. María cerraba los ojos por el orgasmo pero a veces los abría para mirarme o bien porque le ponía verme tocar a Ana o bien me dedicaba su corrida. Me tumbé en el suelo y arrastré a Ana a que se tumbase encima, nos estuvimos besando abrazados cuerpo con cuerpo, piel con piel, ¡qué suavidad de piel!. Le acaricié por todos lados, me demoré para conocer su cuerpo virgen para mí, dediqué especial atención a ese rincón del culo que deseé tocarle en la playa, me esforzaba en ser suave. Me cogió el pene y se lo introdujo poco a poco, su intimidad abrazaba a mi intimidad, estaba participando en el consumo de un prodigio; estaba lubrificada pero era un conducto estrecho y una vez dentro se incorporó y se sentó. Puse los ojos en las tetas y la mano en esa perlita llamada clítoris, se lo acariciaba mientras ella se encargaba de la fricción de nuestros sexos subiendo y bajando, notar el pene en roce con las paredes del conducto de la vagina me estaban volviendo loco de placer, masajeaba su clítoris no solo para darle placer, también por sentirlo, tenía mucha curiosidad de tocarlo, al fin y al cabo es medio chino. Oía cabalgar a Pablo sobre María y oía cierto chapoteo provocado por la fricción de sus sexos impregnados en las secreciones de ambos, María, indudablemente disfrutaba de tener el pene de Pablo en su vagina y gemía, la punta de ese pene debía llegarle hasta el mismo útero.
    
    —Pablo, ¿Le has metido esa polla tan larga a María? —dije algo celoso pero más por morbo.
    
    —Toda, precioso, me está tratando muy bien, —Me decía con voz entrecortada— tiene su pene dentro de mi vaginita y me está dando mucho placer, me gustaría traspasarte el placer que estoy sintiendo. Me voy a correr otra vez. Te quuuieeero Jaime. Ahhh. Un poco más rápido Pablito, ja ja... ahhhhhhh.
    
    —Ahhhhhh —Le contestó Ana.
    
    —Ahhhhhh —Le contesté yo.
    
    —Ahhhhhh —Le contestó Pablo y nos quedamos todos tirados agotados, las dos vaginas llenas de semen, la de María solo la suponía llena y ocupadas por un miembro en decadencia preogresiva. Ana se reclinó sobre mí metiendo su cabeza en el hueco de mi cuello. Y colocó mis manos en su culo. Cuando el pene se salió le di la vuelta y me dirigí a lamer ...
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