1. Intimidad compartida


    Fecha: 08/06/2019, Categorías: Intercambios Autor: Bennasar, Fuente: TodoRelatos

    ... figuré que hacía lo que María y le tocaba la curva que une el culo con la pierna, pero como no lo hice no pasará a la historia. Fue curiosidad, o envidia o una pequeña lascivia sin importancia.
    
    Ese día tuve un accidente que casi no vale la pena contar si no tuviese relación con lo principal. Al entrar en el agua, que por cierto estaba algo fría, resbalé y caí de culo, me hice algo de daño y me raspé el culo e incomprensiblemente me hice una pequeña herida en la rodilla, nada grave salvo que con el agua de mar me escocía.
    
    Volvimos a casa todos eufóricos, como casi siempre, por la belleza del sitio, al salir de la cala pasamos por el cementerio de Deiá que es un pequeño cementerio que para mí, y para mucha gente, es el cementerio más bonito de Mallorca y quizás de España y donde está enterrado un escritor famoso, Robert Graves y no mucha gente más porque es muy pequeño, no creo que lleguen a las treinta tumbas.
    
    Una vez en casa nos duchamos por parejas para quitarnos la sal, pasamos nosotros primero, pendientes de que nos esperaban fuimos rápido, las caricias las dejamos para la habitación, donde jugamos un poco y me entretuve en escribir con rotulador la nostálgica palabra AMAME rodeando la parte superior y algo de los laterales del pezón mientras ella miraba como iban apareciendo las letras con orgullo y algo de excitación.
    
    Al reunirnos todos, María le dijo a Ana, que era enfermera, que me curase las heridas para que no se infectaran. Le sacó alcohol, algodón, gasas, agua oxigenada y yodo.
    
    —Como no, pero, como se acaba de duchar, no me hace falta más que yodo y gasas, el agua y el jabón es el mejor antiséptico. —Me hizo sentar en la cama con la pierna extendida y me puso yodo en la rodilla, me escoció un poco.
    
    —A ver ese culo.
    
    —Es solo un arañazo, no hace falta.
    
    —Te he visto el culo muchas veces, quítate los pantalones, anda. —Me bajé los pantalones y me puse al borde de la cama para no mancharla con el yodo aún no seco de la rodilla, María y Pablo miraban sonrientes como Ana inclinada sobre mi, atenta, me ponía yodo en el culo.
    
    —Escuece un poco.
    
    —Cobardica —Luego sopló un poco para que se secase o no me escociese. Y lo remató con un sonoro azote en el otro cachete. Solté un <> y me vestí y le di las gracias.
    
    —¿Por la cura o por el azote? —Bromeo en plan seductor.
    
    —Ja, ja, por ambos, ha sido un azote muy sexi. —Le seguí el rollo contestando con coquetería.
    
    Era media tarde, nos tomamos unas cervezas y nos relajamos en el sillón. Había cuatro sillones pero solo utilizamos dos, María y Ana se sentaron en nuestras rodillas y trago va, beso viene iba pasando el rato. Me metió una mano por la camisa y acarició mi pezón, sentir su mano blanca, pequeña y suave me gustaba.
    
    —Me estás excitando.
    
    —A lo mejor es lo que quiero.—dijo con voz seductora y cambió la mano al interior del pantalón con cara de picardía— ¿Y ahora?
    
    —Ahora más ¿Vamos un rato a la habitación?
    
    —Aún no, tengo otro plan.
    
    —¿Qué plan? ...
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