1. Descubriendo un Mundo Nuevo 3


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Incesto Autor: maeztred, Fuente: RelatosEróticos

    ... conmigo y me clavó sus magníficos pechos en la espalda; y tanto se acercó que pude notar hasta su perfume y, yo como un pardillo, sobresaltado, hice un movimiento de escape hacia delante, lo justo para que mi entrepierna fuese a impactar, eso si, sin demasiada brusquedad, contra el trasero de mi prima que se puso rígida, en un primer instante, pero que pasado ese primer momento de sorpresa, no hizo ningún ademán de separarse del inesperado contacto, muy al contrario, durante los tres segundos, (que a mí me parecieron una semana), que duró aquel contacto en el que yo parecía el relleno de un sándwich, presionó discretamente hacia atrás. Tras ese momento embarazoso aunque no por ello menos glorioso, y ya liberado de la celestial cárcel, dejé los platos en la encimera y sin mirar a nadie ni mediar palabra, salí de la cocina como alma que lleva el diablo, camino de la terraza. Necesitaba aire fresco…
    
    No llevaba ni medio minuto allí cuando llego María, (su marcaje no tenía fin y se notaba que disfrutaba mucho con ello), y antes de que ella abriese la boca fui yo el que se adelantó:
    
    - ¿pero que coño os pasa a vosotras dos?¿qué queréis que se me vaya la olla?¿que me pillen y me castiguen todas las vacaciones de mi vida?, ya te vale tía…
    
    María me puso una mano en un hombro con suavidad, me giró hacia la parte exterior de la terraza, me señaló la dirección hacia la que se encontraba el mar, a los lejos, y como quién hace una reflexión filosófica me dijo:
    
    - hermanito, el mar está lleno de peces, y hay quién se pasa toda la noche despierto intentado pescar uno y no lo consigue; tú sin embargo tienes la suerte de que te traen la pesca a casa y solo tienes que cocinarla…
    
    - Pero…¿qué cojones…?
    
    - ¡Qué pareces tonto joder!, y que me esperes despierto esta noche
    
    Y dicho esto me dio un cariñoso azote en el trasero, como tantas veces había hecho desde que éramos niños y desapareció en dirección al comedor. La única diferencia es que ahora el gesto ya no me parecía tan inocente, y que era yo quien estaba deseando poner mi mano en el magnífico culo de mi hermana.
    
    Llegó por fin la hora de acostarse y yo tuve que hacerlo prácticamente el último, dado que tenía que dormir en el sofá, y aunque nuestro salón era bastante grande, tanto por comodidad del resto de ocupantes de la casa, como por una cuestión de intimidad para mí, estaba claro que eso era lo mejor y me permitía apagar la luz y disfrutar de tranquilidad para dormir y minimizar la incomodidad de no poder dormir en mi habitación. Pero sería soportable, era solo por dos noches, el sofá era enorme y los asientos se extendían a placer para aumentar el tamaño. Otra ventaja era que, como se dejaba la puerta de la terraza abierta, desde mi posición podía ver la salida hacia ella e, incluso parte del cielo, además de recibir un poco de la brisa nocturna.
    
    Todos se fueron a dormir y yo ocupé la que era mi cama temporalmente. Mi cabeza andaba revuelta con todo lo que había pasado, ¿cómo iba a ...
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