Laura y Carolina: Bendito bikini - Relatos Eróticos

Laura y Carolina: Bendito bikini

... si aquello sería buena idea, considerando lo inquieta y lo propensa al drama que podía ser Carolina en ocasiones.

—Pues... no sé... nunca he depilado a otra persona... no estoy segura de poder hacerlo bien...

—¡Porfi, porfi, porfi! —insistió Carolina juntando las manos en súplica.

Finalmente Laura accedió, aunque no muy convencida.

—Está bien... intentaré dejarte perfecta para la playa. Pero no te muevas mucho ¿eh? No quiero hacerte daño sin querer —advirtió con una media sonrisa, dándole una palmada juguetona en el trasero.

Carolina se estremeció y soltó una risita nerviosa. La idea de estar a merced de las hábiles manos de Laura, tocando y rasurando su piel más íntima, empezaba a resultarle tan aterradora como excitante.

—Pero nada de cera caliente ¿eh? Seguro que escuece horrores —advirtió Carolina aún dubitativa.

—Claro que no. Solo agua, tijeras, gel y una cuchilla nueva para ti. Te prometo que lo haré con cuidado. Quedarás suavecita como una sirena.

Carolina tragó saliva, tensa ante la idea de las afiladas hojas tan cerca de su sensible zona íntima. Al ver que aún no estaba completamente convencida, Laura tuvo una idea.

—Mmmm… Ya verás, espera un momento aquí.

Se dirigió rápidamente al baño y regresó con una maquinilla desechable en la mano.

—Mira, probemos en tu brazo para que veas que es seguro.

Con suavidad, pasó la cuchilla sobre la piel de su novia, recortando vellos.

—¡Ya está! Ni la has notado ¿verdad?

Carolina acarició la piel recién afeitada, ahora lisa y tersa. Sonrió, sintiéndose más tranquila al comprobar por sí misma lo indoloro del proceso.

—Está bien, ¡hagámoslo! Confío en ti —accedió ya sin tanto temor, dedicándole una mirada de complicidad a su novia.

—Perfecto. Anda, primero date un buen baño mientras preparo las cosas. Así los folículos se ablandan y el resultado es mucho mejor.

Carolina asintió entusiasmada y, con su habitual descaro, se quitó el diminuto bikini ahí mismo. Con una melodía alegre en los labios, caminó con movimientos sensuales hacia la puerta, contoneando sus caderas de manera exagerada mientras lanzaba una mirada pícara por encima del hombro.

Laura se humedeció los labios, siguiendo embelesada con la mirada el hipnótico movimiento de esa arrebatadora silueta que se perdía hacia la ducha.

Tras cinco minutos, Carolina salió aún con el cuerpo húmedo y envuelta sólo con un pequeño albornoz. Fue directa al dormitorio, donde Laura la esperaba ya con todo preparado: la cama cubierta con una toalla y las cremas y utensilios de depilar dispuestos meticulosamente.

—¡Ya estoy lista para la poda, jardinera! —dijo la pelirroja con un tono animado.

—Ven, deja que te seque bien

De modo casi maternal, frotó suavemente el albornoz contra el cuerpo de Carolina, aspirando el delicado aroma floral que desprendía su piel recién bañada. Poco a poco, fue deslizando la prenda por sus hombros, descubriendo su pecho y dejándola totalmente desnuda ante ...