1. La libertad de amar


    Fecha: 05/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... habitación, sus movimientos sus empujones nos propulsaban hacia delante, la sentía entra tan dentro de mí que sus roces con mis paredes vaginales una y otra vez sacaban pequeños gritos de mi interior, me sentía flotar y no literalmente que también.
    
    Mi hermano me follaba flotando por toda la habitación, entrando y saliendo de mí ahora a gran velocidad, tanto que tuve que apoyar las manos en la pared, girábamos sobre nosotros pero eso no le impedía que siguiera penetrándome con fuerza y profundamente, haciéndome gritar una y otra vez, mis uñas arañaban su espalda cuando mi cuerpo se arqueaba en el aire, cuando empecé a notar como mi hermano con su pene bien profundo y sin moverse apenas expulsaba su semen en el interior de mi vagina, notaba como sus chorros me golpeaban justo antes de que empezara a temblar y un tremendo orgasmo invadiera mi vagina, mi vientre, mis piernas, mi cuerpo entero temblaba y mis gritos resonaban por toda la nave.
    
    Estuvimos un buen rato flotando con su pene todavía dentro de mí, nos besábamos con cariño, acabábamos de pasar una línea prohibida, acabábamos de hacer el amor, sentía sus manos sobre mis pechos, acariciándolos, yo me aferraba a él con piernas y brazos, no quería que se separase cuando empecé a notar como su pene iba creciendo dentro de mí, denuedo nuestras caderas empezaron a bailar, nuevamente su pene empezó a salir de mi interior para volverse a meter, esta vez nuestras miradas no se apartaron ni un solo segundo, viéndonos disfrutar el uno del otro, viendo como nos cambiaba la cara cuando nuevamente pero esta vez en silencio nos volvíamos a correr.
    
    Al final nos tuvimos que separar, había que arreglar la dichosa gravedad, pero eso no significo que dejáramos de hacer el amor, todas las tardes cuando el sol se ponía empezábamos a amarnos, al final nos convertimos en unos parias para nuestra sociedad yo no pude ocultar lo que crecía dentro de mí, nos destinaron a un planeta lejano sin lujos, un pequeño asentamiento de unas 200 personas como nosotros, repudiados por sentir, por amar y allí mi hermano y yo desconocidos para todos, vimos crecer felices a nuestra hija, curiosamente el castigo que nos habían impuesto no fue tal sino todo lo contrario, mi hermano que era un genio consiguió bloquear todos los inhibidores y ahora todos los días al atardecer…
    
    _______________
    
    Espero que os haya hecho sentir como a mí al escribirlo, porque no hay nada más hermoso que nuestra libertad, nada tan bonito como el amor. 
«12345»