1. La libertad de amar


    Fecha: 05/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... había desobedecido, espasmos musculares, un placer indescriptible recorrió mi cuerpo, hizo que tuviera más curiosidad por todas aquellas nuevas sensaciones, sobre todo por aquel pene al que empecé nuevamente a acariciar, era suave, grande y duro, lo sentía palpitar cuando me lo metí en la boca, no sé por qué quizás porque lo vi en alguna película clandestina que habíamos visto hace años, mi hermano gemía de placer y sus manos acompañaban mi cabeza en aquellos movimientos cuando metía y sacaba su pene de mi boca, cuando lamía su contorno, presionaba mi boca contra su pene llegándome a dar arcadas.
    
    Estaba disfrutando como nunca le había visto, repetía lo que creía que más le gustaba, sentía sus palpitaciones en mi boca cuando empezó a gemir más fuerte y empezó a eyacular dentro de mi boca, su semen caliente salían de mi boca resbalando entre mis labios cuando la saque y pequeños corros impactaron en mi cara, nos mirábamos sonriendo, sus músculos todavía en tensión mirando ahora con los ojos cerrados al techo, nunca antes había sentido aquella sensación y nunca antes se había corrido y me alegré de que yo fuera la primera, la primera en recibir su semen.
    
    Me levanté y le besé, todavía seguía tendiendo restos de sus semen en mi cara, lo cogí de la mano y me lo lleve a mi habitación con paso lento pero firme, una vez allí me tumbe en la cama y le abrí nuevamente mis piernas para que hiciera eso que habíamos visto en las películas antiguas, quería sentir su pene dentro de mí, quería experimentar como en las películas el goce de aquellas chicas, gritar de placer como ellas lo hacían, a pesar de no haber tenido nunca relaciones sexuales mi himen se había roto debido a que montaba desde muy joven a caballo por lo que no tenía miedo al dolor que quizás me pudiera provocar al entrar dentro de mí por primera vez.
    
    Estaba tremendamente excitada, mi vagina mojada y preparada para él, su pene otra vez disfrutaba de esa talla que yo había probado, mi hermano me miraba a la vez que se acercaba a mí, se metió entre mis piernas mientras me decía que si estaba segura de hacerlo, que lo teníamos prohibido pero él se acercaba más y más, sentía su pene rozando mis labios y yo solo quería tenerla dentro, quería sentir aunque fuera una sola vez como me penetraba, quería gritar y volverme loca de placer.
    
    Nuestros labios se empezaron a unir le rodee con mis piernas abrazándole con ellas al igual que mis brazos por la espalda cuando empecé a sentir su glande sobre mi vagina entrando despacio, deslizándose en mi interior con suavidad, no sabía si ese pene tan grande entraría dentro de mí, pero mi vagina se iba expandiendo a su paso, rozando mis paredes haciéndome feliz y haciéndome gemir desde un principio, mi hermano, me estaba follando por fin.
    
    Cada vez que uníamos nuestros sexos, cada vez que su pene entraba y salía de mi vagina, mis gemidos eran más altos, una vez más se estropeó la gravedad artificial y nuestros cuerpos unidos empezaron a flotar por la ...