1. La amiga de mi madre, tan deliciosa como su hija


    Fecha: 05/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... estos días—sonrió sin traducir sus pensamientos.
    
    Al dejarla en casa de mi madre, me dio un besito en la boca, como si fuéramos rusos, no por lo frío, sino por la costumbre que tienen ellos de saludarse o despedirse así.
    
    —Lo he pasado genial. Hasta mañana —me despidió.
    
    Era increíble como habíamos pasado una noche cenando, tomando una copa, riéndonos, bailando, y con una erección que me habría encantado aliviarme, invitándola a mi apartamento. Igual quedaba resto del olor que dejó anoche su hija, mejor no tentar la suerte.
    
    Al recogerla por la mañana, su aspecto deportivo, con zapatillas tenis, vaquero ajustado, camisa blanca con los puños subidos, abierta hasta el tercer botón, y un jersey azul anudado al cuello presentaban a una Elena diferente. Llevaba su melena castaña oscura suelta, aparentaba menos edad que ayer. ¿Se habría hecho un tratamiento nocturno? Su cara redondeada, con pómulos como manzanas, le aportaban una belleza natural sin necesidad de maquillar. Era realmente atractiva, respondía a ese canon de belleza discreta que necesitas conocerla y contemplarla, no solo verla. Al lado de mi madre, acostumbrada a su vida discreta de provincias, Elena parecía su hermana pequeña.
    
    —Conduce con cuidado Pablito —me despidió mi madre. Y al oído, me felicitó —. Te has portado muy bien estos días, Elena te está muy agradecida, y yo también.
    
    Si supiera mi madre lo que ocurría tras las cortinas del escenario que ella veía, igual me desheredaba. Pero no te preocupes mami, solo me la follaré si ella consiente. Solo sí es sí.
    
    Tras ajustarnos lo cinturones, con una amplia sonrisa, nos dispusimos a compartir una hora y media de coche, conversando. Ante su pregunta, le conté que me quedaría en casa de un amigo, Jaime, también de Salamanca, que vivía solo en Madrid. Vivía en un PAU nuevo, no cerca de la casa de Elena en el centro.
    
    Le pregunté por Leni preocupado de que su presencia pudiera descubrir lo nuestro, y me tranquilizó al decirme que se había ido con su padre a esquiar unos días, Quise indagar un poco en su separación, en una charla de dos personas amigas, repasando sus vidas.
    
    —Se os veía bien juntos —afirmé con un tono neutral.
    
    —La pandemia acabó por aflorar diferencias que arrastrábamos.
    
    —¿Hubo alguna causa concreta?
    
    Cuando dos personas deciden poner punto final a una relación de más de veinte años, no solía ser por una causa concreta. Incluso aunque sea por un hecho, como infidelidad, antes de producirse ese hecho ocurren enfados, días rutinarios, desatenciones.
    
    —Supongo que los dos, sin darnos cuenta, fuimos haciéndonos más individualistas, prevaleciendo nosotros mismos sobre la pareja. Cuando surgió el confinamiento comprobamos que no nos apetecía pasar tanto tiempo juntos. La monotonía fue apoderándose de nosotros y terminó por afectar a la relación. Y en esas circunstancias, apareció alguien en su vida, y se encontró el terreno abonado.
    
    —Noto un poco de resentimiento. O de culpabilidad.
    
    —Creo que ...
«1234...10»