1. Samantha de 11 y su maestro Pt.2


    Fecha: 05/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Maestrowow, Fuente: SexoSinTabues30

    ... necesario maestro—dijo al ver el objeto—, esos días aún no llegan para mi. Esto me pareció algo increíble en su momento, la niña no había tenido sus menstruación ni una sola vez y estaba a minutos de follarmela. Con un poco de inseguridad dejé el preservativo a un lado.
    
    — ¿Mis bragas para que son? —preguntó. — Sin importar tus ganas (y mis ganas) de tener sexo, no dejas de tener 11, me amarraré tus braguitas a la mitad de mi verga, así me aseguraré de topar con un límite para lastimarte. Y dicho y hecho. Me puse de pie, me quite el pantalón y la ropa interior, mi verga se incorporó de inmediato de un salto, Samantha se puso de pie frente a mi, tomó mi verga con sus dos manitas las cuales apenas le alcanzaban a dar la vuelta, no necesitaba incarse, le bastaba con inclinarse un poco hacía delante para quedar a la altura adecuada. No pude negarme a sentir sus manitas y posteriormente su boquita antes de follarla. No llegaba más allá de la mitad, pero aparecía y desaparecía dentro de su boca en una fracción de segundo, al mismo tiempo que estimulaba el resto de mi verga y mis huevos. Recogí y sostuve su cabello con una mano, tenía ahí a Samantha, una hermosa niña de 11 años mamandome la verga. Era una mamada mucho mejor a la del día anterior. — Mejoraste Sam, ¿estuviste practicando desde ayer? —le pregunté. — Si, con unas salchichas —respondió con dificultad por la boca llena—, pero tú verga me gusta más. — ¿Te gusta eh putita? Escúpele —le ordené y lo hizo—. Eso es, obecede. ¿Te gusta ser mi putita, te gusta todo lo que hacemos?
    
    Ella solo asintió con la cabeza. Estuvimos así un rato más, pero nos detuve porque no quería correrme aún. Amarre su braguita amarilla a la mitad de mi verga. Recosté a Sam en la colchoneta y me inque nuevamente frente a ella, me hubiera gustado que ella estuviera arriba, pero así no podría controlar hasta donde llegaría mi verga. Comencé a estimular nuevamente su coñito con mi mano. Metí un dedo, ella se retorció y gimió, luego dos, tres— ¡Duele, duele! — decía fuertemente. — Si no soportas esto no podré metertela, ¿quieres que los saque? — ¡No! Puedo soportarlo —dijo con voz entrecortada—, solo que despacio por favor.
    
    Comencé a mover mis dedos dentro de ella, sus quejidos fueron disminuyendo, pero sabía que no era el final. Saqué mis dedos, me aseguré de que sus braguitas estuvieran bien amarradas a mi verga y dirigí la punta a la entrada de su coñito. Con ayuda de mi mano comencé a rozarla, arriba y abajo. Sus labios se abrían con aquellos roces. Sin soltar mi verga, me incline hacia Samantha quedando sobre ella frente a frente. En un solo instante introduje la cabeza, aunque solo era esa parte ya se sentía muy distinto a todo lo que había hecho hasta ahora. Sam apretó sus dientes, tensó sus piernas y se aferró a la colchoneta con sus uñas. Fui introduciendo un poco más lo que hacía a ella aumentar la fuerza de sus acciones. Sus ojitos comenzaban a lagrimear y su rostro parecía como si no pudiera emitir ni una ...
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