1. Me prestó a su esposa


    Fecha: 05/06/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Fd, Fuente: CuentoRelatos

    No creí que me fuera a aceptar el trago que le estaba ofreciendo, sobre todo por la forma en que nos habíamos conocido hoy por la mañana.
    
    Llegué a la oficina de tesorería un poco después del almuerzo, era una visita rápida, solo pagar la cuenta del agua de casa y listo, luego a seguir con mi vida como cada día.
    
    Al entrar al edificio giré a la izquierda con rumbo al área de cajas, había algunas personas antes que yo, de los diez mostradores destinados a pagos sólo estaban en función cuatro.
    
    Tomé mi turno y ubique donde estaba instalado el módulo que me tocaba.
    
    Fue grato ver la persona detrás del escritorio
    
    Desde que la miré su sonrisa me cautivó, estaba sentada detrás del mostrador y parecía que atendía a cada cliente con esa sonrisa tan encantadora.
    
    Se miraba muy sensual en su uniforme, un saco, blusa y falda ejecutiva.
    
    Es una mujer en sus cuarenta y tantos años, de facciones finas, proyecta seguridad y eso para mí es algo muy sensual.
    
    Por fortuna para mis ojos la solo hay una impresora en la oficina, está en la parte trasera y cada vez que mandaba a imprimir algo se tenía que levantar y caminar por los papeles, por supuesto mis ojos no podían dejar de mirar su trasero. Sonreí al tratar de adivinar el color de su ropa interior, su pelo corto me hizo sonreír de nuevo pensando en la manera que podría jalarlo mientras estaba detrás de ella.
    
    Cuando tocó mi turno en el letrero frente a su escritorio leí su nombre en una placa: Pauletta.
    
    Pude notar una argolla de matrimonio en el dedo anular, guardé mis intenciones en lo más dentro de mí -aunque siempre existe la posibilidad, me miró a los ojos y preguntó cómo podía ayudarme. Guardé para mi la respuesta que pensaba en secreto y le expuse mi caso.
    
    Me atendió de la mejor manera, un trato cortés y muy profesional, una pequeña charla en lo que los recibos estaban listos. Al final me cobró y con la mejor de mis sonrisas me despedí de ella.
    
    —Puedes leer la información para ver que esté correcta.
    
    Yo no le hice mucho caso y solo doble el papel dándole las gracias por su atención tan puntual.
    
    Cuando llegué a mi automóvil noté que el recibo estaba hecho a nombre de otra persona por lo que fui de nuevo dentro de las oficinas para tratar de remediar el error.
    
    Me mandaron a la oficina de la encargada que luego de unos momentos me dejó solo y salió buscando a la persona que había hecho el recibo.
    
    Cuando volvió a entrar venía con Pauletta que estaba molesta conmigo por el regaño que le había puesto su jefa y que atribuyó que yo fui el culpable de ese regaño matutino.
    
    Se transformó en un instante, de pronto pasó de ser una muy atenta y cordial persona para convertirse en un segundo en un huracán cargado de furia. Una furia dirigida a mí.
    
    —¿No sabes leer?
    
    Yo sentí hervir la sangre por la forma en que ella me hablaba, pero por alguna razón sonreí y traté de contestar lo más calmado que pude.
    
    —Sí, sí sé leer.
    
    Mi calma pareció enfurecer más a Pauletta, yo solo ...
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