1. Abogado y clienta


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Angus74, Fuente: SexoSinTabues30

    Houda dejó el bolso en la mesilla de la entrada, junto a las llaves. Venía cansada pero contenta. La reunión con la editorial había ido muy bien, mejor de lo que había esperado. Querían que les escribiese otro libro y le iban a pagar muy bien por ese tercer libro. Nunca se imaginó que pudiese ganar dinero por escribir, pero no solo lo hacía, sino que podía vivir solo de lo que le pagaban por los libros que ya había escrito.
    
    Se quitó las deportivas y se dejo caer en el sofá de su apartamento. De un tirón se sacó el coletero y se agito el cabello rizado, que le cayó alrededor de su cara en un mar de rizos oscuros. Solía llevarlo recogido siempre que salía, pero en casa se liberaba de sus ataduras. Se quedó un momento mirando al frente, al televisor apagado, en el que podiaver su reflejo. Se sentía bien por el libro, pero no se sentía satisfecha con su vida del todo. Había tenido que luchar mucho para llegar a donde estaba y esa lucha le había dejado algunas cicatrices en el corazón.
    
    Le entró la nostalgia. La añoranza por su casa familiar y por su madre. Con un bufido, se levantó casi de un salto del sofá. No iba a dejar que la nostalgia le chafase un día que había sido bueno. Se dirigió al baño mientras se quitaba los calcetines saltando a la pata coja. Abrió la ducha para que cogiese temperatura y se desvistió tirando la ropa a un rincón del baño. Con un suspiro de satisfacción se metió debajo del chorro de agua caliente y dejó que la recorriera de la cabeza a los pies, disfrutando de la caricia del agua caliente sobre su piel, sus senos, notando como el agua le acariciaba la espalda hasta las nalgas. Media hora más tarde, con la piel de las manos arrugada y el cuerpo relajado, envuelta en un albornoz grueso, salió del baño dejando que el vapor se extendiera por el pasillo. Fue a la cocina y se preparó una pizza congelada. Se sentía demasiado cansada para cocinar. Con ella en un plato en una mano y un vaso de agua en la otra se dirigió al sofá, donde se sentó con las piernas recogidas debajo del cuerpo, dentro del albornoz, sintiendo su propia piel y disfrutando se su momento…
    
    Se despertó sobresaltada por el timbre del móvil. La luz del sol ya entraba por la ventana. Se había quedado dormida viendo la tele y, lo peor, con el pelo mojado. Ya notaba cómo le dolía el cuello. Con un gesto de dolor cogió el teléfono que estaba sobre la mesita y descolgó sin mirar.
    
    -Si, diga?- acertó a decir
    
    – Houda, soy Arnaud, donde andas?
    
    La voz la despertó de golpe. Tenía una cita de trabajo a las nueve, ¿que hora era?. Maldición, las nueve y diez!
    
    -Perdoname, Arnaud, me he quedado dormida- dijo Houda con un hilo de voz. Al otro lado de la línea se hizo un silencio, corto pero significativo.
    
    -Va, ponte las pilas y ven para el despacho. Puedo esperar hasta las diez, pero luego tengo que salir.
    
    -Vale, vale. Me pongo algo de ropa y voy- dijo sin pensarlo
    
    -Y aún estás por vestir? Va, date prisa que se va a acabar el día- la voz sonó más ...
«1234...»