1. Descubriendo mi afición por los culos con pelos 1


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Gays Autor: Machi, Fuente: TodoRelatos

    ... menos leche en los huevos y habiendo disfrutado de la mejor paja que le habían hecho nunca. Así que, decidió lanzar el anzuelo y pensó que la mejor manera para ello sería ir dejando resbalar la toalla que cubría su erecta polla.
    
    Carlitos, mucho más puesto que el pelirrojo en el arte de la seducción, le dejó hacer. Le dio mucho morbo como, con cierta timidez, el musculoso jovencito iba dejando al descubierto la pértiga que brotaba de su pelvis.
    
    A pesar de su experiencia, el masajista fue cayendo en la pequeña trampa. No pudo evitar aproximar sus manos a la enorme cabeza roja, hasta que sus dedos se posaron sobre ella. Cinco minutos más tarde, sus manos masajeaban el enorme pollón del muchacho y cuando lo creyó conveniente se tragó sus veinticinco centímetros de masculinidad, hasta atragantarse.
    
    Le bastó con escucharlo gemir como un poseso cuando paseó su lengua desde su escroto hasta su glande, para descubrir que era la primera vez que le comían la polla de aquel modo al pelirrojo, Por lo que, cuando a pesar de sus esfuerzos para que no fuera así, terminó corriéndose demasiado pronto, supo que no solo era producto de la impetuosidad propia la juventud, sino que la falta de costumbre tuvo mucho que ver con ello.
    
    Con el sabor del esperma del pelirrojo danzando en su garganta, comenzó a pajearse. Sin tener que decirle nada, su acompañante, pese a que todavía no se había recuperado, comenzó a pellizcarle las tetillas hasta que tres enormes trallazos de leche calentita salieron de su polla.
    
    Indicar el camino a un macho con tantas cualidades para el vicio como Antonio era una golosina a la que no podía renunciar. El muchacho tenía potencial y, en unas manos tan putas como las suyas, podría llegar a ser todo un macho empotrador.
    
    Así que, hizo algo que rompía una regla no escrita en su pareja.
    
    —Este es mi número de teléfono particular, por si te apetece quedar otro día —Dijo dándole una tarjeta—¿Me vas a llamar?
    
    —No ni na —Fue la escueta respuesta del muchacho que guardó el pequeño papel en un compartimento secreto de su cartera.
    
    La primera vez que quedaron, Carlitos experimentó lo que era tener el gordo trabuco del pelirrojo en su interior. El chaval no estaba muy ducho en el adictivo arte de follar, pero aprendía con una facilidad pasmosa. Una vez superada la incredulidad de que su polla no entraba por un agujero tan estrecho, lo cabalgó como muy pocas veces lo habían hecho.
    
    El pelirrojo le ponía tanto que, como se negaba a ponerse condón porque decía que le apretaba, lo dejó que se la metiera a pelo. Cuando se corrió en su interior, tuvo la morbosa sensación de estar paseando por una cornisa estrecha y poder caer en cualquier momento al vacío. Unas emociones que a un amante del riesgo como él hicieron que disfrutara cada segundo de aquel polvo, como si fueran los últimos de su vida.
    
    Aquel encuentro, fue el primero de muchos. Pues era obvio que la química entre los dos era enorme. El masajista se quedó un poco pillado ...
«1234...»