1. Consentida por mis hermanos mayores


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... aparecer, le cambió la cara.
    
    - ¿Me ayudas a anudar el bikini? Yo sola no puedo.
    
    - Sí, claro.
    
    - ¿Te gusta?
    
    - Es bonito, pero no sabía que te gustaban tan... pequeños.
    
    - No me refería al bikini, tonto.
    
    - Lexi, ¿estás bien?
    
    - Claro, ¿por qué lo preguntas?
    
    - No sé, te noto rara.
    
    - Quizás esté dejando de ser la niña pequeña a la que estáis acostumbrados.
    
    Pasamos la mañana jugando en la piscina con relativa normalidad, aunque Carlo no podía evitar sentirse incómodo. Yo no dejé de pegarme a él, de asegurarme de que viera mi culo lo máximo posible, que supiera que en eso sí marcaba la diferencia. Sería osado decir que conseguí que se excitara, pero seguro que algo caló en él.
    
    Mi siguiente objetivo era Enzo. Con él siempre tenía la excusa del deporte, solo debía aceptar sus continúas invitaciones para entrenar el casa, en el pequeño gimnasio de nuestro padre. Mi armario, que era mucho más amplio de lo que ellos imaginaban, tenía prendas para cada ocasión. Ese día elegí ponerme una camiseta blanca que solo me cubría las tetas y unas mallas muy ajustadas que hacían que se me marcara la rajita y el culo me quedara perfecto.
    
    - ¿Qué entrenamiento quieres seguir?
    
    - Enséñame a golpear el saco.
    
    - Vaya, ¿ahora quieres ser boxeadora?
    
    - No, pero siempre ha llamado mi atención.
    
    - Está bien, pero procura no hacerte daño.
    
    - Ya no soy ninguna cría, te lo puedo asegurar.
    
    En el momento en que comencé a moverme, la camiseta se subió ligeramente, llegando a mostrar casi mis pezones. Enzo se dio cuenta, pero no apartó la mirada en ningún momento, ni siquiera cuando ejecuté la segunda parte del plan que consistía en beber agua y derramar gran parte sobre mi pecho para que se me transparentaran los pezones.
    
    Después pasé a otro tipo de ejercicios. En realidad, no sabía bien lo que estaba haciendo, simplemente me agachaba para regalarle la mejor visión de mi culo. Lejos de acobardarse, Enzo se acercó a mí para corregir la posición de mi espalda. Que rozara mi piel consiguió excitarme, pero no estaba entre mis planes el lanzarme a por él, debían ser ellos los que lo desearan.
    
    Con la inocencia que siempre me había caracterizado en casa, las siguientes semanas seguí poniéndolos a prueba. Que se me cayera la toalla delante de ellos, que se me subiera por completo la falda mientras veíamos la tele o pedirles ayuda para elegir ropa estando desnuda eran solo algunos de mis trucos.
    
    Los dos parecían haberse acostumbrado a mi nueva faceta. Probablemente comprendían que estaba en una edad mala en la que quería romper con mi imagen de niña buena, aunque les seguía hablando con la misma dulzura de siempre. Carlo, que era el que estaba menos acostumbrado a lidiar con chicas ligeras de ropa, en ocasiones parecía a punto de decir algo que al final nunca salía de su boca.
    
    El verano avanzó y llegó el clásico momento en que mis padres hacían sus vacaciones en solitario y me dejaban a cargo de mis hermanos. Dos semanas que debería ...
«1...3456»