1. Consentida por mis hermanos mayores


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    Durante la adolescencia, todo es intenso, trascendental, cualquier pequeño problema se puede convertir en un mundo. Cada uno nada a su estilo con el objetivo de llegar a la orilla de la adultez. Algunos tratan de pasar desapercibidos, otros son auténticos protagonistas. Yo era capaz de adoptar las dos versiones.
    
    Gran parte de la culpa de mi personalidad la tenía mi madre y sus terribles circunstancias. Suya es la historia más triste que conocía. Cuando era jovencita, se enamoró perdidamente un hombre italiano que le prometió una vida de lujos si se iba con él a su país. Ella estaba dispuesta a hacer todo lo que le pidiera, así que le siguió.
    
    Una vez en Italia, mi madre descubrió que lo único que ese hombre quería de ella era lo que tenía entre las piernas. El amor que aún sentía y la falta de medios para regresar hicieron que se entregara a él sin remedio. Tras desflorarla, siguió aprovechándose de su joven cuerpo durante el día y la noche, amenazando con dejarla si no cumplía con lo que él creía que era su obligación.
    
    Pero no fue necesario negarse para que la dejara tirada. El día que mi madre le anunció que se había quedado embarazada, el italiano la echó de casa y no volvió a saber de él. Mis abuelos tuvieron que pedir un préstamo para que su hija pudiera volver, aunque nunca le perdonarían que se hubiera ido de casa.
    
    Nueve meses después, mi madre dio a luz no a uno, sino a dos niños. En honor a lo que aún seguía sintiendo por ese hombre que le destrozó la vida, decidió ponerle a sus hijos nombres italianos: Enzo y Carlo. Durante los primeros años pasaron penurias, pero el destino le tenía preparada al fin una buena noticia.
    
    Encontró trabajo como limpiadora en un enorme edificio de oficinas. Allí tenían su sede desde pequeños empresarios hasta grandes magnates de las marcas más reconocidas. Precisamente uno de estos últimos se fijó en ella. Mi madre ya no se fiaba de ningún hombre, y menos de uno que volviera a prometerle la luna. Pero con paciencia, le demostró que lo que él sentía sí que era real.
    
    La forma que tenía de tratar tanto a ella como a sus dos hijos hizo que mi madre acabara confiando en él. Así fue como paso de ser una mujer abandonada que limpiaba oficinas a la esposa de un millonario. Iniciaron una vida de felicidad que se incrementó cuando, unos pocos años después, nací yo para redondear la familia.
    
    Desde el mismo día en que llegué al mundo, fui la mimada y consentida tanto por mis padres como especialmente por mis hermanos mayores. Ambos me protegían tanto en casa como en el colegio. Esa sobreprotección quizás me volvió un poco blanda. Me acostumbré a que me lo dieran todo y a cambio lo único que tenía que hacer era sacar buenas notas.
    
    Pero todo cambió al llegar a la adolescencia. Mis hermanos terminaron los estudios y eso me dio cierta libertad. Ya no los tenía observándome en el recreo para ver si alguien me hacía daño. Esa libertad hizo que me soltara, que me atreviera a interacuar con chicos y así ...
«1234...»