El accidente que cambió mi vida - Relatos Eróticos

El accidente que cambió mi vida

... encerrada y pueda sentirse más libre y pensar en otras cosas que liberen malos recuerdos.

Y ahora, el que asintió fue mi padre. Más o menos vino a decirme y a decirnos, que lamentaba su postura, que muchas veces se sentía un fracasado conmigo, que se sentía con muchas obligaciones conmigo por ser padre único y responsable mío, y que posiblemente se sentía sobreprotector por verme a mi cada vez más mayor y más independiente y en las puertas de la universidad.

Y la muy puta y lesbiana Paula, se ofreció a mi padre para hacer de "amiga mayor" mía.

--Gabriel, mira, yo voy a estar varios meses con tu hija. Veo en el volante que me habéis traído, que el seguro solo le paga el tratamiento en este gabinete un mes, y luego tendrá que venir a mi gabinete privado tres veces por semana para realizar allí los ejercicios. Así que vamos a estar mucho tiempo las dos juntas. Yo ya no soy una niña, ya tengo 30 años y soy una gran profesional. Si me dejáis los dos, creo que puedo ayudaros sin meterme en demasiadas cosas. Y del dinero ya hemos hablado antes, no te preocupes que ya lo arreglaré con el seguro y si se alarga este proceso, ya habrás cobrado del accidente las indemnizaciones y ya podrás pagarme de sobra. Pero primero tu hija, que es un auténtico bombón al que hay que cuidar, y luego, todo lo demás, sea lo que sea ¿os parece bien?

¿Cómo no nos iba a parecer bien? Paula se estaba engatusando a mi padre para poder disponer de mí a su antojo. Y a mí, me estaba abriendo un nuevo mundo totalmente desconocido, pero que si me iba a dar todo el placer que me había dado esa tarde, pues adelante con sus ideas. Lo que yo no sabía en ese momento, era que su frase"soy una gran profesional",era una gran verdad. Aprovechaba su trabajo de fisio para en determinadas circunstancias, conseguir jovencitas y maduritas para prostituirlas con su pequeña sociedad de fiestas y orgias salvajes, y que tanto placer y dinero le daban.

La vuelta a casa fue en parte silenciosa, mi padre conducía su nuevo coche meditabundo, y cuando ya casi estábamos llegando, me dijo:

--Laia, cielo, yo no voy a ganar nunca el premio al mejor padre del mundo. Me he quedado sin la esposa que amaba. Tú te has quedado sin madre. Tus abuelos maternos no quieren saber nada de mí porque consideran que el culpable del accidente soy yo, por no haber previsto que un camión se podía saltar un stop. Tengo miedo a que no quedes bien con tus piernas. Estoy bastante más hundido de lo que parece y quiero hacerte una pregunta, ¿tú crees que debemos confiar en Paula? A mí me parece una chica encantadora, y que a su edad dirija el departamento de fisio y tenga además uno privado, parece muy buena cosa, pero no sé, me parece un poco demasiado moderna.

--Creo que si papá. Creo que debemos confiar en ella, y de todas maneras voy a pasar una larga temporada en sus manos. Ya veremos si hay cosas positivas o negativas en esa relación con ella ¿te parece bien?

Mi padre asintió y en el ascensor que nos ...