1. Mis odiosas hijastras (6)


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... noche. Y también aprovecharía el día para hacer algún avance con Valentina. Tenía que ser muy sutil, porque no quería que una se enterara de lo que hacía con la otra. Lo bueno era que resultaba improbable que se contaran entre ellas que estaban teniendo algo con la pareja de su madre. Eso era algo que más bien guardarían en secreto.
    
    Me sentí algo tonto al pensar en Valentina en los mismos términos que Agos. Con ella había mucho trabajo que hacer. Y si bien tenía mucho tiempo por delante, lo ideal era aprovechar ese fin de semana en el que estábamos juntos, encerrados en esa casa. Como dije, la arrogancia me estaba ganando, y ya me consideraba dueño de esas tremendas gomas que tenía mi hijastra más díscola.
    
    Sentí como el sueño me vencía al fin, y me dejé llevar por él.
    
    El mundo onírico no se alejó demasiado de lo que mantenía mi mente ocupada en la realidad. De manera difusa, recuerdo haber soñado con las tres. Agos había ido finalmente a mi habitación. En el sueño parecía no haber oscuridad, o sería que yo veía a través de la penumbra, porque podía visualizar perfectamente a Agos, quien entraba a mi cuarto, totalmente en pelotas. Su cuerpo desnudo era un sueño en sí mismo. No recuerdo qué decía, pero si recuerdo que hizo a un lado el cubrecama, para encontrarse con que yo también estaba totalmente desnudo, con la verga dura como una roca. Entonces la princesa de la casa se subía a la cama, y se me acercaba gateando. Por un momento tomé consciencia de que se trataba de un sueño, pero traté de ahuyentar esa lucidez que amenazaba con despertarme. Seguí sumergido en el sueño. Agos me besaba los pectorales, que en ahí aparecían mucho más musculosos, al igual que el abdomen, que estaba chato y bien definido. Los besos húmedos de mi hijastra iban bajando, hasta que se encontró con mi falo erecto. Lo agarró, al igual que lo había agarrado cuando estábamos debajo de la frazada. Empezó a pajearlo. Me miró, con una sonrisa traviesa, y luego se lo llevó a la boca. La sensación era demasiado real. La blandura de su lengua babosa recorriendo el tronco era demasiado vívida. Sobre todo cuando esa lengua empezó a jugar con el glande. Y entonces sucedió algo extraño. Aunque no tan extraño tratándose de un sueño. Agos volvió a mirarme, deteniendo su felación durante unos segundos. Pero ya no era Agos. El rostro de pómulos afilados y facciones perfectas fue reemplazado por uno de labios gruesos y cara redonda. Y tetas grandes. Tetas muy muy grandes. Ahora era la turra de Valentina la que me chupaba la pija. Lo hacía con ímpetu, como si quisiera sacar toda la leche que tenía guardada. Y ciertamente había mucha leche para la más zorra de mis hijastras. Pero cuando sentí que ya estaba a punto de estallar en un delicioso orgasmo, la cabellera castaña de Valentina se convirtió en Amarilla. Sami me miró con sus hermosos ojos azules, sin quitarse la verga de la boca, como si fuese una bebita que estaba tomando su mamadera, y por nada del mundo permitiría que se la ...