1. Mis odiosas hijastras (6)


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... con ella debía tener mucho cuidado, porque, a diferencia de lo que sucedía con sus hermanas, no tenía ninguna prueba de que se sintiera atraída por mí.
    
    —Bueno, creo que ya es hora de que las deje solas —dije—. Gracias por compartir este momento tan íntimo conmigo —agregué después, con total seriedad, ya que me daba cuenta de que para ellas eso era una especie de ritual. Además, estaba claro que a pesar de que me habían recibido con amabilidad, necesitaban de su tiempo a solas. Quizás tenían muchas cosas pendientes de qué hablar.
    
    —¿Vas a poder volver solo? —preguntó Agos.
    
    —Yo te puedo acompañar con la linterna de mi celu —se ofreció Sami.
    
    —No se preocupen. Como no tengo apuro, voy despacito hasta mi cuarto —respondí.
    
    La verdad era que no quería que Sami viera la tremenda erección que tenía. Por otra parte, era una lástima que Agos no fuera lo suficientemente rápida como para ofrecerse ella misma a acompañarme. Pero viéndolo ahora, eso fue lo mejor. Porque si nos íbamos juntos, ahí sí que no iba a poder contenerme. Ni siquiera podría esperar a llegar a mi cuarto. Me la cogería en el pasillo oscuro. Tardaríamos más de la cuenta y las otras sospecharían. Además, Sami, con lo pegada que estaba a mí, seguramente iría a ver qué pasaba.
    
    Fui avanzando lentamente, apoyándome en las paredes. La absoluta oscuridad podía ser engañosa. Un paso en la dirección contraria y ya me habría perdido. Pero por suerte no tuve problemas en llegar a mi habitación.
    
    Estaba demasiado excitado. Y lo más triste era que, con toda probabilidad, esa noche no tendría el placer de tener a Agos entre mis brazos. Seguramente se quedarían despiertas por varias horas, hablando del pasado y de sus experiencias sexuales. Incluso era probable que se quedaran durmiendo juntas. Al menos Sami, que era muy asustadiza, le pediría dormir junto a ella. Agos no tendría oportunidad de quedarse sola, ni mucho menos de visitarme en mi habitación.
    
    Pero tenía que conformarme con lo que había. Hasta hacía unas horas, la idea de cogerme a la princesa de la casa parecía un sueño inalcanzable. Quizás esa noche no tendría la suerte de enterrar mi verga en sus orificios, pero al día siguiente podríamos jugar como lo habíamos hecho durante la tarde, y luego al finalizar la noche. Buscaríamos excusas para estar a solas durante unos minutos, y le metería mano por todas partes. Me juré que la próxima vez que la tuviera entre mis brazos, le daría un beso francés, cosa que tenía ganas de hacer hacía rato.
    
    Me rehusé a hacerme otra paja, a pesar de que mi miembro aún estaba algo hinchado, y parecía exigir que expulse la leche acumulada en las bolas. Pero tampoco es que fuera un pendejo adolescente con onanismo crónico. Ya me había pajeado en la ducha. Ahora ya estaba.
    
    Por suerte, me di cuenta de que el día realmente se prestaba para dormir temprano. Porque enseguida me agarró el sueño. Mañana será otro día, me dije. Le diría a Agos que hiciera lo posible por quedarse sola durante la ...